Santa Lucía: la legitimidad y la participación no son para siempre
Más que para cancelar el proyecto del NAICM en Texcoco, la consulta fue una revelación sobre varios aspectos del momento político actual.
La primera y más evidente es que la ciudadanía participa cuando tiene sentido hacerlo, máxime si nos están preguntando sobre un proyecto de infraestructura que todos creíamos conocer.
No es una consulta sobre cómo gastar los 1,000 MDP del presupuesto participativo para embellecer colonias y delegaciones de la CDMX. No. Ésta fue una consulta para determinar el futuro de una GRAN obra de infraestructura de 13 mil MDD, 200 veces más dinero que el presupuesto participativo. La ciudadanía no es tonta: incluso los que no participamos en la consulta estuvimos atentos al resultado, pues TODOS sabíamos cuán importante era.
Pero el llamado a participar requiere legitimidad, tal como la que goza AMLO; un presidente electo que no ha cambiado su forma personal de vida tras haber ganado las elecciones con un apabullante 53% de los votos. En un país de tanta desigualdad económica y abuso del poder político en beneficio propio, AMLO es alguien a quien no se le puede acusar de enriquecimiento a costa del dinero público. AMLO mantiene su sedán blanco, no posé bienes inmuebles y sigue viajando en líneas aéreas comerciales.
Su legitimidad deviene de su austeridad -de no vivir con privilegios-, de escuchar al pueblo -durante 18 años recorrió cada rincón del país y platicó con los mexicanos- y del origen social de su liderazgo -acompañó y encabezó causas sociales y locales como “de la defensa del petróleo”, de donde salió legitimado como líder emanado del pueblo-.
Pero sobre todo, la autoridad moral con la cual logró movilizar a más de un millón de personas para votar en esta consulta nace de una concepción de democracia participativa que comparte con muchos mexicanos.
En esta ocasión consultó sobre el destino de cientos miles de MDP de inversión en infraestructura, pero próximamente lo veremos consultando sobre reformas constitucionales y otros temas igualmente controvertidos e importantes. Nos guste o no, este estilo es una bocanada de aire fresco para todos.
Pero sobre todo, la autoridad moral con la cual logró movilizar a más de un millón de personas para votar en esta consulta nace de una concepción de democracia participativa que comparte con muchos mexicanos.
En resumen, de esta consulta aprendimos que AMLO aún las trae todas consigo. A pesar de su sobre-exposición mediática y política, a tres meses de su triunfo, AMLO aún no presenta desgaste político. Pero esto no es garantía de que en un par de meses o años la realidad sea más tenaz que el propio AMLO. Aún conservando la probidad moral, aún sin desviar dinero público para su beneficio y manteniendo constante la consulta popular para las decisiones importantes, ni la participación ciudadana, ni el apoyo a su gestión y mucho menos el reconocimiento de su liderazgo moral están garantizados.
Hace unos días se leían opiniones en Twitter que acusaban a quienes “hacían trampa” en la consulta y votaban varias veces sólo para evidenciar las fallas, eran responsables de que nuestro sistema electoral fuera tan “complejo y caro”. Lo que estas informadas opiniones olvidaban era que, además de buenos ciudadanos, en nuestro país hay 53 millones de pobres que, a cambio de un poco de alivio a su perene situación de precariedad, pueden ser fácilmente movilizados para votar en cualquier consulta, referéndum o elección en el sentido que se requiera desde el poder, político o económico.
En tanto ésa sea una realidad, no podemos sostener que las elecciones no requieren controles de identidad. Los datos personales quienes votaron en la consulta no debieron ser compartidos con una asociación civil. Tampoco debió ser posible votar hasta seis veces en la consulta. Para garantizar la participación ciudadana en un sexenio, se requieren instituciones electorales sólidas (caras, intrincadas, efectivas) y tribunales que garanticen el respeto al marco constitucional vigente, so pena de que la legitimidad del líder y de su gobierno se vea comprometida.
Adicionalmente, los bonos de legitimidad que otorga la congruencia y la distancia con la “mafia del poder” no son cheques en blanco. Entiendo que la boda de César Yañez no fue organizada por AMLO, pero hubo un pequeño daño en la reputación del presidente electo, derivado de su asistencia al evento. Lo mismo ocurre cada vez que vemos fotos de AMLO con personajes de la talla de Manuel Velasco, gobernador de Chiapas y senador por el PVEM, con su esposa e hijo, pues representan exactamente la frivolidad que AMLO prometió alejar del poder político en México.
La consulta nos ha demostrado que somos una sociedad participativa, dispuesta a apostarle a un nuevo liderazgo. Pero estamos hartos de que la economía no nos ofrezca lo que necesitamos para prosperar; hartos de que la violencia nos esté matando y que la corrupción y el privilegio sean binomio.
Es en este contexto que me atrevo a sugerir a todos los miembros de la Cuarta Transformación, que no olviden predicar con el ejemplo, con la misma congruencia que llevó a AMLO a ser el presidente 2018-2024. Pero que tampoco olviden que no todos los 30 millones de votos fueron un premio. Muchos de ellos fueron un castigo electoral para el presidente Peña por su gestión, por la combinación de un pobre desempeño económico con una elevada (percepción de) corrupción, sobre todo entre actores cercanos al poder.
La consulta nos ha demostrado que somos una sociedad participativa, dispuesta a apostarle a un nuevo liderazgo. Pero estamos hartos de que la economía no nos ofrezca lo que necesitamos para prosperar; hartos de que la violencia nos esté matando y que la corrupción y el privilegio sean binomio.
Empieza la Cuarta Transformación rebosante de legitimidad; por favor no la desperdicien. Al igual que muchos millones de ciudadanos, yo estoy dispuesta a participar cuando sea necesario, siempre que las reglas sean claras y parejas, y se respeten los derechos fundamentales y las instituciones públicas.
@Sofia_RamirezA
*Sofía Ramírez Aguilar es maestra en economía, analista política y miembro de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad