La manipulación: ¿Y cuántos empleos se han creado?
El secretario de Hacienda, el del Trabajo, y el propio Presidente de la República han lanzado en los últimos meses –una y otra vez- cifras alegres sobre la generación de empleos en México que, según los analistas del sector privado, no corresponden a la realidad.
Verdades a medias o mentiras disfrazadas; como se quiera ver. El hecho es que los funcionarios del gobierno federal nos han demostrado con frecuencia su habilidad para ‘acomodar’ los datos estadísticos según convenga al discurso en turno, sin importar si con ello les están mintiendo a los ciudadanos.
Ya en este espacio les mostramos en mayo pasado cómo la secretaría de Economía mintió abiertamente en su boletín de prensa al dar a conocer los datos sobre la inversión extranjera directa al primer trimestre del año; sin siquiera inmutarse por su falso contenido ni hacer ningún comentario al respecto hasta el día de hoy. Una expression más de la política de comunicación de la secretaría (‘ni te veo, ni te escucho’) puesta en marcha en toda su expression en un claro desprecio a los derechos a la información del ciudadano.
Pues bien. El pasado 17 de junio en un encuentro con la comunidad libanesa en México, el Presidente Enrique Peña Nieto continuó con la práctica de manipular la información estadística que ha seguido su equipo de secretarios de Estado. Allí dijo que en los 30 primeros meses de su gobierno se habían generado un millón 300 mil empleos.
El 22 de junio el portal Milenio.com -a través de su sección El Polígrafo- se encargó de desmentirle al Presidente la cifra y con los datos del IMSS corrigió al alza la cifra de generación de empleos que había lanzado el Presidente. El Polígrafo dijo que en el sexenio se han creado un millón 541 mil 275 nuevos empleos.
Pero, dado que las cifras del IMSS no representan la totalidad de la generación de empleos en México, El Polígrafo dio el dato más relevante que exhibe ‘el error’ del Presidente: la Encuenta Nacional de Ocupación y Empleo, ENOE, que elabora INEGI, contabiliza desde el final de 2012 y hasta el primer trimestre de este año, un incremento de 983 mil 793 individuos en la población ocupada del país.
Ya ese solo dato es suficiente como para exhibir la cifra falsa que algún asesor le entregó al Presidente y no solo para calificar de “verdad a medias” como lo hizo –creo- tibiamente El Polígrafo.
Sin embargo, las cifras sobre la generación de empleos en este gobierno –incluyendo la cifra que dió el Presidente ante la comunidad libanesa- han sido mucho más ‘desaseadas’ de lo que El Polígrafo registró en su reporte.
En el documento “Situación México” al Segundo trimestre de 2015, que publicó el miércoles pasado el grupo financiero BBVA Bancomer, se dedica un apartado al análisis de la evolución reciente del empleo en México y en el que los economistas del área de investigación del grupo financiero con los datos del INEGI y del IMSS, hacen un minucioso conteo de la efectiva generación de empleos en México en lo que va de este sexenio.
El solo hecho de realizar este ejercicio numérico por parte del grupo financiero llama la atención. Creo que en todo caso no sería necesario hacerlo si los funcionarios públicos no generaran la desconfianza que generan con los datos sobre el empleo que dan a conocer en sus discursos y documentos.
BBVA Bancomer hace las cuentas a partir del Segundo trimestre de 2013 cuando el gobierno federal inicia su programa de formalización del empleo (es decir, hacer que los trabajadores ocupados se den de alta en el IMSS) y llega, entre otras, a ésta conclusion: Que entre el segundo trimestre de 2013 y el primer trimestre de 2015 la ocupación total neta (incremento de la población ocupada de 983,506 personas, menos una reducción de 473,671 en el número de ocupados) registró un saldo en el incremento de 509 mil 835 personas, esto es casi 73 mil puestos de trabajo por trimestre durante los últimos 7 trimestres.
Y afirman los economistas de BBVA Bancomer, “es importante considerar que solo una proporción de los 510 mil empleos en que aumentó la ocupación en el periodo comentado fue consecuencia de la expansión de la actividad económica que se dio en ese lapso”. Y es que la gran mayoría de esta generación neta de población ocupada se dio por el programa de formalización que echó a andar el gobierno federaly no por el crecimiento de la economía.
¿Es ésta, la que presenta BBVA Bancomer, la realidad del empleo en México? Todo apunta a que sí cuando colocamos estas cifras a la luz del débil comportamiento del consumo privado interno durante este periodo y, más aún, cuando vemos la tendencia bajista del ingreso promedio real de la población en este periodo.
No nos confundamos. La formalización del empleo es deseable desde cualquier punto de vista, pero tomar este dato –como lo hace el gobierno federal y el propio presidente Peña Nieto- para desde allí lanzar verdades a medias o mentiras sobre la generación efectiva de los empleos en el país y como muestra de la recuperación económica; es manipulación pura que solo puede generar desconfianza.
Los economistas de BBVA Bancomer lo dicen así: “Cabe mencionar que un nuevo registro de empleo formal resultado de la expansión de la actividad económica implica un flujo de ingreso adicional en la economía, lo cual a su vez aumenta la demanda de bienes y servicios. En cambio, un nuevo registro resultado de la formalización del empleo existente no implica un flujo adicional de ingreso, pues esa persona ya contaba con éste…”
“El problema de identificar el origen de la creación de empleo formal tiene implicaciones para el pronóstico de ciertas variables relevantes, como puede ser el caso del consumo privado o la demanda de créditos al consumo y a la vivienda, que en gran medida dependen del nuevo empleo que solo proviene de la actividad económica”.
El problema con esto es de confianza. Como sociedad hemos creado órganos autónomos que generan estadísticas que nos dicen a los ciudadanos cómo van realmente las cosas y cuál es su evaluación de ellas. Para eso están INEGI y el Banco de México que han hecho un gran trabajo que se traduce en confianza ciudadana en las cifras que producen.
Pero en estos casi 2 años y medio ha quedado claro que no se puede confiar en las cifras y estadísticas que produce el gobierno y que se repiten públicamente en los medios de comunicación; porque sencillamente las tuercen, las manipulan o, simplemente, nos mienten con ellas. Y el círculo se cierra con políticas de comunicación obtusas que simplemente cierran las puertas a quienes preguntan o las cuestionan.
¿Cómo se exige confianza cuando se entrega a cambio información falsa o verdades a medias?