Si usted nació después de 1980 (o incluso en 1975), no ha disfrutado nunca los beneficios de un país que alcanza una tasa de crecimiento económico acelerado.
El que este escribe, se acuerda de ellos cuando vivió su niñez y adolescencia. Permítaseme mencionar algunos de los avances de la época en la que México disfrutó de un crecimiento económico alto, es decir, entre 1950 y 1979, de manera que toda persona menor (o igual) a 45 años de edad aprecie lo que ello significa.
Primero, las principales autopistas que salen de la CDMX (Puebla, Cuernavaca, Querétaro, Toluca Libre, entre otras) se construyeron en ese periodo. Hoy día continúan siendo las mejor trazadas y construidas en el país. Pareciera que la ingeniería civil mexicana ha retrocedido durante la época posterior de lento crecimiento.
Segundo, se construyó el metro de la Ciudad de México, el primero de América Latina (con excepción de Buenos Aires). Las líneas 1, 2 y 3 la construyeron los franceses y abrieron sus puertas a partir de 1969. Posteriormente, las líneas 4 y 7 la construyeron empresas constructoras mexicanas hacia el final de ese periodo (la línea 12 la construyeron españoles, como si hubiera retrocedido, insisto, la ingeniería civil mexicana).
Tercero, se desarrolló el primer destino turístico de calidad mundial en el país, a saber, Acapulco. Para 1955 se construyó la carretera de Cuernavaca a Acapulco (El sha de Irán, incluso escoge en los 1960s a este puerto para refugiarse). Hacia finales de los 1960s se planea Cancún, aunque ante la crisis posterior, tarda en despegar.
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Cuarto, el primer desfile de modas, fuera de París, de Coco Chanel (la firma francesa de modas), se lleva a cabo en México en los 1960s.
Quinto, la arquitectura mexicana se desarrolla a partir de los 1950s de la mano de grandes arquitectos (Barragán, Pani, Serrano, etc), tanto que es en ese periodo que ganamos la reputación de gran arquitectura, de la que todavía gozamos hoy.
Más aún, se desarrollan en el país fraccionamientos importantísimos con ambiciosos programas de vivienda. Como ejemplo, el desarrollo de Ciudad Satélite, en el Estado de México, que marcaban un parteaguas en el urbanismo mexicano y en la manera de construir vivienda. A la par colonias en Guadalajara y en Monterrey le siguieron. Es en este periodo que el crecimiento de la clase media tiene su cenit en la historia de México.
Sexto, en medio del ambiente de bonanza, el país se consideraba como la “nación emergente” más importante. Para suscribirla como tal, se le otorga la sede de las Olimpiadas en 1968, y el mundial de futbol de 1970. Ambos eventos sugerían un reconocimiento del resto del mundo al éxito mexicano.
Séptimo, la UNAM construye el campus universitario más moderno de América Latina. Ésta logra atraer a científicos de talla internacional en la Física y Matemáticas a sus instalaciones para laborar de tiempo completo (con la crisis de la deuda de 1982, hay una desafortunada fuga de cerebros de la que hoy no se ha repuesto la ciencia y la tecnología del país). Lo mismo sucede con la Universidad de Guadalajara, de Nuevo León y la BUAP. La ciencia empezaba a ganar terreno (el orgullo mexicano de la invención de la TV a color fue en esa época, aunque no se registró acá).
En medio del ambiente de bonanza, México se consideraba como la “nación emergente” más importante.
Asimismo, surge la época del cine de oro mexicano. Luis Buñuel incluso elige México para distintas filmaciones (de hecho, fallece en México años más tarde). Retrata, cierto es, las contradicciones de la época, de lo que hablaré más adelante.
La pintura, entre el muralismo y la pintura nacionalista y la generación de la ruptura, da cuenta de la diversidad de artistas, cobijados en un ambiente donde el país estaba desarrollándose. Lo mismo se puede decir de la literatura (Paz, Fuentes, Pacheco, Pitol, etc)
En fin, México estaba tan de moda en el mundo que Richard Burton, el galán icono del cine hollywoodense, le compra una casa a su amada Liz Taylor, la bomba sexy de la época, en Puerto Vallarta.
La población que nace después de 1980 no conoce los frutos de un crecimiento económico. Le hemos fallado a estas generaciones.
¿Por qué narro todo esto? Para ejemplificar lo que trae el crecimiento económico en todas las esferas: ciencia, cultura, arquitectura, ingeniería, moda, deportes, entre otras. Nunca antes en la historia del país hubo tanto avance en todas las esferas de la vida nacional al mismo tiempo. Hoy día, gozamos de esos desarrollos. Infortunadamente, no se han vuelto a dar a esa velocidad de manera conjunta, y se dan aisladamente y a cuenta gotas (los grandes directores de cine han tenido que emigrar a Hollywood para financiar sus proyectos). Incluso en algunas áreas pareciera que ha habido involución (insisto, como ejemplo, se contrata empresas extranjeras para construir carreteras y presas, cuando el país llegó a realizarlas con empresas nacionales, las que incluso construían grandes obras de infraestructura en otros países: varios “metros” en ciudades de América Latina).
Esto es algo que el país no ha vuelto a recuperar. La década perdida (1980s) primero, y el posterior letargo (1990-2018) no han permitido un desenvolvimiento similar. De este modo, la población que nace después de 1980 no conoce los frutos de un crecimiento económico. Le hemos fallado a estas generaciones.
Claro está que no todo fue miel sobre hojuelas. Si bien es en este periodo cuando disminuyó en mayor medida la pobreza (entre 1960 y 1968, con la medición actual, la pobreza extrema se redujo en casi la mitad de aproximadamente 40% a 20% de la población en esas condiciones) producto del crecimiento económico, lo cierto es que la desigualdad no solo no disminuyó, sino que aumentó (Székely para pobreza, y Cortés, para desigualdad, mis fuentes de información en este sentido).
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Tampoco sugiero que se deben adoptar la misma política económica de la época. Hay, sin embargo, que mirar hacia atrás y también hacia el pasado inmediato al mismo tiempo para poder concluir qué instrumentos podrían utilizarse para reactivar nuestro crecimiento. Hay cosas malas en el modelo de 1950-70, pero también cosas buenas. Ignoremos los instrumentos del sub-periodo 1970-80. Lo mismo se puede decir para el periodo 1990-2018.
Quiero insistir, debemos repensar la política económica de México para que la población pueda disfrutar de un nuevo periodo de desarrollo no solo económico, sino en todas las áreas que afecta favorablemente como las artes, la cultura, la arquitectura, la ingeniería, la ciencia, la tecnología, etc. Esta vez debemos cerciorarnos de crecer, y más importante aún, de redistribuir. En otras palabras, que el chorro de la regadera salpique a todos. El día que entendamos eso, hasta el crimen disminuirá.