Un sistema financiero para la movilidad social

La reciente publicación del libro “Un Sistema Financiero para la Movilidad Social”, publicado por el CEEY y el FAIR Center for Financial Access, Inclusion and Research del Tecnológico de Monterrey, es una aportación importante a la literatura especializada sobre dicho sistema. Da instrumentos para evaluarlo desde una perspectiva de movilidad social y no meramente una de estabilidad o competencia, que es como tradicionalmente se califica.
Así, permite emitir juicios de valor en relación con iniciativas de ley como la perniciosa que presentó el senador Pedro Haces de Morena, el pasado 5 de febrero, para autorizar la cobranza delegada de créditos de nómina y que afortunadamente no fue votada. La misma, de acuerdo con los autores, no hubiera ayudado al bienestar socioeconómico de los trabajadores al atar su sueldo al pago de un crédito de nómina en condiciones de plazo y costo malas y cuyo destino no sirve para emprender un negocio, formar patrimonio o financiar la formación de capacidades.
Calificar al sistema financiero a partir de su utilidad -o no- para el bienestar socioeconómico de las personas, hace que se ponga al individuo en el centro de la discusión sobre regulación financiera, algo no muy común. Para lograr la movilidad social de las personas, sostienen los autores del libro, se requiere de herramientas dentro del sistema financiero que la faciliten y promuevan, tales como el acceso al crédito en condiciones asequibles de plazo y costo. También, hace ver que el mismo provee de herramientas para que las personas puedan gestionar su vida financiera, afrontar los riesgos a lo largo de su existencia y prosperar en su bienestar económico. Esto, dentro de un marco regulatorio y de supervisión adecuado.
A lo largo de sus seis capítulos, la investigación diagnostica y hace un conjunto de propuestas para mejorar el funcionamiento del sistema financiero mexicano en pro de la movilidad social. Plantea también los posibles beneficios del sector fintech (servicios de banca digital) en la inclusión financiera y la movilidad social en México al permitir que las personas cuenten con más y mejores productos que se adecúen a sus necesidades. Asimismo, habla de los retos que enfrenta el sector por los cambios hechos en las regulaciones, mismos que favorecen a la banca tradicional; y por la pérdida de talento en los organismos reguladores.
Otro tema que se aborda es el que se refiere al sistema de pensiones, y específicamente al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), que es la parte de dicho sistema que compete al sector financiero. De acuerdo con la investigación, las reformas que se hicieron al mismo, si bien correctas para mejorar el monto de las pensiones, sólo benefician a la parte de la población económicamente activa que labora en el sector formal y, de no implementarse una pronta y necesaria reforma fiscal, pudieran comprometer las finanzas públicas y el crecimiento incluyente con movilidad social.
Y es que, el mayor porcentaje de recursos públicos que desde el sexenio pasado se ha destinado al pago de pensiones, no ha venido acompañado del aumento de los ingresos recurrentes para financiarlo. Para pagar dicho aumento, el gobierno ha limitado el gasto público en salud, educación e infraestructura con el impacto negativo que esto tiene en la formación de capital humano (salud y educación) y físico (infraestructura), lo cual afecta las oportunidades de las personas para incorporarse y funcionar exitosamente en el mercado laboral.
El libro también destaca la necesidad de contar con una adecuada regulación y supervisión para que el sistema financiero pueda funcionar, se avance la inclusión financiera como herramienta de movilidad social ascendente y se contenga la movilidad descendente. Al efecto, se destaca que la regulación asimétrica debe avanzarse para adecuarla por tamaño de los bancos y por riesgo sistémico que representan y así evitar que la constitución excesiva de reservas límite el crédito. Por lo que toca a la supervisión, destaca que esta es fundamental para proteger a las personas de crisis financieras, fraudes en instituciones y conductas depredadoras, como lo sería la cobranza delegada de créditos de nómina.
Finalmente, la investigación explora el tema de los medios de pago electrónicos como facilitadores de las transacciones económicas y financieras, pudiendo ser dichos medios una forma de entrada a la inclusión financiera y herramienta de movilidad social. La adopción de estos medios de pago puede también contribuir a reducir la pobreza y a disminuir las desigualdades. Sin embargo, en México, como señalan los autores, solo el 25% de la población cuenta con una tarjeta de crédito, bancaria o departamental, y el 46% tiene una tarjeta de débito, pero la mayoría de estas personas no las usa y prefiere el efectivo.
En suma, que la investigación que se presenta es una aportación importante para reflexionar sobre la utilidad del sistema financiero para el bienestar socioeconómico de las personas y para evaluarlo desde una perspectiva de movilidad social.
*Enrique Díaz-Infante es director del Sistema Financiero del CEEY y coautor del libro "Un sistema financiero para la movilidad social", junto con Gustavo A. Del Ángel Mobarak y Felipe A. Pérez Sosa, que puede descargarse gratuitamente en este enlace: https://ceey.org.mx/un-sistema-financiero-para-la-movilidad-social/
