Los Óscares deben cambiar
Francamente, unos premios en los que 'CODA' gana a mejor película y 'The Eyes Of Tammy Faye' gana dos Óscares, debería poner a revisar su sistema de votación. Es evidente que su metodología estadística es muy deficiente, y si los que dirigen la Academia no se dan cuenta, son negligentes.
A 'CODA', Eugenio Derbez la definió muy bien: es una película pequeñita. Y que no se malentienda mi comentario; gana merecidamente porque así lo decidió este jurado de votantes con esta metodología. Lo mejor de este triunfo es que trata bien el tema de las discapacidades y sus problemas de inclusión en este mundo complejo.
Lloré con el discurso de Troy Kotsur. Me conmueve en sobremanera que personas con estas dificultades de vida alcancen el éxito profesional. Este hombre y Marlee Matlin son de lo mejor de la película. Y me da muchísimo gusto que Derbez haya colaborado con esta producción; es un hombre afortunado. ¡Felicidades! Ese es el lado positivo de todo esto.
Ahora bien eso no quita que 'CODA' sea un remake de una película francesa, que es mejor que la original. Y que haya ganado entre producciones notables, y directores que ya escriben su nombre con letras grandes en la historia del cine empezando por Paul Thomas Anderson, Spielgberg, Villeneuve, y Jane Campion, contra películas de calidad excepcional como 'Drive My Car', 'Flee', 'The Lost Daughter'.
'CODA' es pequeñita en muchos aspectos. Como el 'Chófer de la señora Daisy' o 'El Libro Verde' y muchas otras "ganadoras", se irá diluyendo paulatinamente en las arenas del tiempo. Pero sí decir que 'CODA' al menos es buena película. 'The Eyes Of Tammy Faye' no lo es. Y ganó dos Óscares. Mientras 'West Side Story' se llevó solo uno. Y 'The Lost Daughter' ninguna. Tampoco 'Nightmare Alley' de Guillermo del Toro y que la crítica ha considerado una de sus mejores películas; es infinitamente más meritoria en valores cinematográficos que 'Los Ojos de Tamy Faye'. Y dimensionar estos despropósitos, deberían sumergir a los encargados de estos procesos en profunda reflexión. Deberían.
Guillermo del Toro ya no necesita realmente los Óscares, ha ganado las máximas preseas con sus fantásticas películas. Pero estás falacias metodológicas sí representan una injusticia estética.
Hablando de justicia, al menos me da gusto que 'Dune' sí refleje en premios la dimensión de su calidad cinematográfica. Y la categoría universal de Denis Villeneuve como director. Me dan risa a veces las reseñas cinematográficas que dicen que lo que vimos en 'Dune' está muy visto.
Ocurrió algo semejante con 'Tenet' el año pasado. Decían que Nolan se estaba repitiendo a sí mismo. En esta miopía critica no dimensionan la inmensidad de películas que estos directores nos ofrecen. ¿Son conscientes estos comentaristas de la dificultad de filmar películas de este calado? Incluyo el avanzado lenguaje cinematográfico de 'West Side Story'. Filmar como ellos filman y lo que filman requiere un gran carácter artístico.
Me queda claro que con esta metodología Marvel no ganará ningún Oscar jamás. No porque sus películas carezcan de méritos, sino porque son odiadas. Lo que llamamos prejuicio. El que dicen algunos que "no existe" pero que es totalmente manifiesto.
La supuesta votación del público, fue totalmente opaca. Sin marcos estadísticos válidos. Y en la ceremonia simplemente terminó en una tibia semblanza. ¡Le hubieran dado una estatuilla honorífica o una medalla de cobre al menos! Yo hubiera sido muy feliz de ver a Zack Snyder en la gala recogiendo su premio, y sentado junto al representante de Spider-Man: No Way Home, Avengers Endgame, Cinderella de Amazon Prime Video y a los demás nominados.
Quiero acentuar el hecho de que la gente premió al cine de superhéroes; fue el género más representado en estas votaciones. Ocuparon cinco lugares en las dos ternas. O sea la mitad. Según la Academia, Zack Snyder ganó las dos votaciones, por 'La liga de la Justicia de Zack Snyder' y 'Ejército de los muertos'. Reconocimientos que entregó el público que paga los boletos y acumula las fortunas que Hollywood acumula en sus arcas, pero ¿que va a saber ese público de cine? Pagar el boleto no les da derecho a tener su propio "gusto". Porque según algunos críticos la crisis de cinematografía actual es culpa del público. Ese público que votó también por 'Cinderella'.
Pues van dos años que los Óscares le dan la espalda a ese público "paga boletos" y nominan supuestas películas de "arte", que resultan ladrillos de tedio insoportable, junto a películas mediocres y de mala calidad, salpicadas con algunas producciones notables que no ganan premios. Porque la mayor producción le corresponde a las franquicias y a las películas de superhéroes. Lo que Iñárritu llamó, prejuiciosamente, "genocidio cultural". Mi admirado tocayo, escritor y ensayista Luis Reséndiz escribió un magnífico ensayo respecto a estas palabras lapidarias del "negro" en su libro: “Cinécdoque” -que recomiendo ampliamente- en el que innova el concepto de "Blockbuster de arte".
Ensaya la idea -demente dirían los que supuestamente saben de cine- de que detrás de esas películas diseñadas para las grandes taquillas hay o puede haber arte. Arte cinematográfico. Ni más ni menos. Por lo visto, Luis es parte del público que va al cine a disfrutar de esas películas, con su chesco y su batinachera, de esas que escupe la crítica y malquiere esta Academia, porque al parecer, como ese público ingenuo, Luis tampoco sabe de "verdadero" cine. También somos tocayos en eso.
¿Acaso el prejuicio contra el cine de superhéroes en su conjunto va a continuar prevaleciendo o solo afecta a Marvel? Ya vimos 'The Batman', película que tiene tiempo suficiente para hacer lobby para los Óscar 2023, y que tanto crítica como público han considerado buena. Y sí, es buena película. Quén sabe si la consideran cine, porque según dicen esas películas no son "cine". ¿Entonces que son? Bueno dijo Scorsese que son "parques de diversiones".
DC trae este año también 'The Flash', que pinta para ser una obra mayor. Sobre todo que lo más interesante de DC Cómics los últimos años ha pasado por Flash. Pero Marvel sigue enlazando historias y éxitos, su siguiente trancazo cinematográfico está a la vista. Previo al verano 'Dr. Strange: Multiverse Of Madness', al parecer una obra demencial dirigida por Sam Reimi (probablemente el único director de superhéroes respetado por el gremio crítico), también estrenará con tiempo suficiente para hacer "lobby". Si estás dos películas no son "cine", sino "parques de diversiones", pienso que serán el equivalente a Disneylandia. ¿Y quién no quiere ir a Disneylandia?
Pero por más buenas que estén, es previsible que si alguna de estas aparece en los próximos Óscar será por efectos visuales, edición de sonido... o maquillaje cuando mucho. O sea en las categorías pre-grabadas dónde pueden restarles aún más importancia con una edición súper abreviada.
También disfruté mucho 'King Richard'. Es un bello homenaje de las hermanas Williams a su padre, a quien no santifican, sino que lo muestran en su dimensión humana, y que a pesar de su difícil temperamento -todo un caradura- sin él, ellas no hubieran sido las campeonas que fueron.
Al señor Williams lo interpreta muy bien Will Smith. Tan se luce, que muchos analistas creen que es una película a modo, para su lucimiento. Pero en realidad el señor Smith logra lo que buscaban las hermanas Williams, darle su lugar a su padre en el contexto de su brillante carrera y callar bocas. Dicho de otro modo, detener el chismerio que ha habido con respecto al papel de Richard en su carrera desde que jugaban. Pero la película tiene una mayor carga de significado simbólico.
Y las Williams, no solo lograron su objetivo sino que ganaron un Óscar, y varias nominaciones. Estás campeonas que un día irrumpieron en el deporte "blanco" para dejar claro que "black it's beautiful" y que no es que no hubiera talento afroamericano en el tenis, sino que el tenis reflejaba la estructura socio-racial de su país -esto tambien está en la película- son un ejemplo y orgullo de la comunidad afroamericana. Y todo, todo eso, está en la película.
Y todo, todo eso malogró Will Smith con su acción estúpida. Lo que debió ser un momento de regocijo y celebración para la comunidad afroamericana, se volvió una momento patético y morboso de impacto internacional. Centró toda la atención de la ceremonia en su acto bochornoso y dio materia prima de sobra al periodismo de espectáculos, el chismerio y la sobremesa, y sacó de centro todo lo demás. Incluyendo al patético y malhecho supuesto homenaje a "El Padrino", tan tibio que pasó desapercibido: hubiera dado lo mismo si solo pasa una semblanza de la película o una mención o nada.
Por eso cuando Will Smith pasó a recoger su Óscar que debía tener esa enorme carga simbólica, en el palco de las hermanas Williams, una aclamaba apoyando mientras la otra, -la que entendió lo que había pasado- estaba francamente encabronada. Porque todo ese significado que ese triunfo debía tener, se hizo humo, se hizo nada. Se hizo un meme.
Y es que hay un dicho político en México que viene al caso: fondo es forma. Smith nunca entendió lo que él representaba esa noche, nunca entendió su lugar como embajador de un mensaje muy poderoso. Beyoncé lo entendió bien en su magnífico y espectacular número musical con el que inicio el Óscar. Smith no lo entendió, aquella estatuilla iba a reconocer su carrera, sí, pero también a las Williams, a la comunidad afroamericana y a su raza a nivel mundial, en su lucha contra la discriminación, el racismo y la desigualdad. Por la forma en que actuó Smith no da la impresión de estar en la cima de su carrera, sino al fondo de una espiral de decadencia personal y emocional que requiere atención profesional. Retirarle el Óscar no sería un castigo al hombre, a Will Smith, sino un acto simbólico de repudio a la violencia, a la estupidez y a la masculinidad tóxica, contravalores de los que la Academia debería deslindarse.
¿De que le sirve una cartilla moral que sancione películas contra el machismo si premia el machismo en su ceremonia? A eso se le llama doble moral. Hipocresía. Que se lo quiten simbólicamente y que se lo den a las Williams, simbólicamente. Ellas lo merecen más.
Will Smith también malogró toda la ceremonia, todo el esfuerzo por devolver a los Óscares el interés de los televidentes de todo el mundo. Y me parece que ocurrió todo lo contrario. Tanto Smith como el humor de mal gusto -al límite del respeto- que privó toda la ceremonia, la hicieron más bien repelente. ¿No debería ser lo más importante las películas y sus artistas, artesanos y técnicos? ¿No debería ser ese el centro de atención de la ceremonia? Debería.
ADENDA
Inicialmente, este artículo pretendía ser un hilo de Twitter, pero se extendió demasiado y termino siendo mi siguiente publicación. Es un ejemplo de como los medios le dan forma a los textos. Por eso decía un genio de la filosofía de la comunicación que “el medio es el mensaje”.
Está reflexión viene al caso porque el cine mismo se ha ido adaptando a las nuevas formas de comunicación audiovisual, a los nuevos formatos, y a las nuevas formas de distribución y exhibición, como lo es el streaming. Y siempre es el cine documental el que está a la vanguardia.
Este sábado 2 de abril fue la premier del documental “Andrés Manuel para principiantes y desencantados. Primera Parte” producido por Canal 6 de Julio. Pueden ver más información en su sitio web oficial. Celebro este evento de streaming porque El Canal 6 de Julio, como pequeña productora independiente, ha batallado mucho con la venta a detalle de sus documentales, asolada por la piratería.
La piratería afecta más a los pequeños productores independientes que a Hollywood, que sigue reportando ganancias millonarias de sus películas. Los que no cuentan con esa capacidad de mercado son muy afectados por el robo de propiedad intelectual. Ya hace tiempo el Canal tiene una oferta de su material en línea, un streaming propio, de pequeña escala. Este formato de exhibición le va a permitir al Canal 6 de Julio la recuperación inmediata.
Me han estado preguntando amigos qué podemos esperar de este documental. Mi respuesta es: una posición crítica respecto a la figura del presidente y de la 4T. Crítica e independiente. De fondo, sin maniqueísmo y bien documentada. Carlos Mendoza es un gran realizador y uno de los más importantes documentalistas mexicanos en activo entre los dos siglos. Hizo el mejor documental que existe sobre la masacre del 68, titulado precisamente “Tlatelolco: las claves de la masacre”, en coproducción con el Periódico “La Jornada” que también lo distribuyó -aunque deficientemente- a través de la Unión de Voceadores de México, esto es, en los kioskos, en los puestos de revistas. Es maestro decano de la Escuela Nacional de Cinematografía de la UNAM, y ha escrito diversos libros de especialidad en materia documental, libros de cabecera para quien desea ejercer el oficio. Yo recomendaría, además de los manuales de producción y guion, su libro “La invención de la verdad: nueve ensayos sobre cine documental” (2008) dónde realiza reflexiones profundas en torno a los problemas y retos del documental contemporáneo. Libro que ha orientado muchas de mis ideas respecto al cine en general.
Es sabido que Carlos Mendoza nunca ha tenido una buena relación con AMLO, pero en mi opinión eso no va afectar sus buenas formas al momento de retratarlo. Y me niego a pensar que se transformará en un propagandista más de la 4T. Creo que hará un documento valioso para pensar nuestra realidad, nuestro presente y nuestro futuro. Considero que hará valer el boleto.