El Pan de la Guerra: obra maestra animada

Si algo fue evidente en esta cuarentena es que los catálogos de las compañías de streaming eran bastante limitados. Con todo, alguna joyas, muy pocas, destellaban del fango de la medianía.
Y 'The Breadwinner' es una estrella deslumbrante. Basada en el relato homónimo de la escritora canadiense Deborah Ellis, quién en 1997 realizó una serie de entrevistas a mujeres y niñas afganas, en un campo de refugiados en Pakistán, quienes huían de la revolución talibán.
En ese refugio conoció la historia real de Parvana y a su madre, que ficcionalizó en el relato 'The Breadwinner', o 'El Pan de la Guerra'. El primer libro de una serie de relatos de esta guerra hórrida, a la que siguieron 'La jornada de Parvana'; 'Ciudad de Barro', que narra la historia de la amiga de Parvana; 'Shauzia'; y 'Mi nombre es Parvana'. Son libros estrujantes y conmovedores, etiquetados como literatura infantil. Hoy día son best sellers, y todas sus regalías son donadas a asociaciones feministas, quizá la más importante, la de Mujeres Canadienses por las Mujeres Afganas. Por este activismo pesa sobre ella una advertencia de muerte del gobierno talibán.
El productor canadiense Andrew Rosen compró los derechos de la novela y contactó a una compañía de animación irlandesa, Cartoon Saloon para ver si se interesaba en el proyecto. Esta compañía de animación ya había competido con un largometraje de animación de los Óscar, 'El secreto de Kells', que Rosen admiraba.
La directora de animación Nora Towmey leyó los libros y se sintió impactada, a decir de sus propias palabras le estalló la cabeza. Comenzaron a trabajar gráficos, dibujos y un guión, que estuvo a cargo de la joven cineasta canadiense Anita Doron, quién había triunfado con una película sobre un adolescente canadiense, de la etnia tlicho, de nativos americanos.
El guion cayó en manos de la Enviada Especial del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR): Angelina Jolie. La famosa actriz ha sido también muy destacada por su labor humanitaria, en 2013 la Junta de Gobernadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, lo otorgó el Oscar especial Jean Hersholt por labor humanitaria.
Mientras filmaba 'Lara Croft: Tomb Raider' en el año 2000, le conmovió la desigualdad social en el país asiático. En 2001 regresó a Camboya y de ahí pasó a un campo de refugiados afganos en Pakistán, el mismo que había visitado la escritora Deborah Ellis. Las condiciones de este campamento ocupado mayormente por mujeres y niñas eran tan deplorables que la actriz donó un millón de dólares al mismo.
A raíz de este suceso la ONU, a través de la ACNUR la nombró Embajadora de Buena Voluntad, aunque la institución se ofreció a pagarle los gastos de viaje y viáticos la actriz rechazó cualquier contraprestación, por lo que hace esta labor de manera honoraria. Leyó el guión y se reunió con la directora Nora Towmey y después de hablar unos minutos del proyecto decidió participar como productora. Aunque la película tiene un amplio grupo de productores canadienses, americanos e irlandeses, es claro que el espíritu femenino y la fuerza humanitaria predominan.
Angelina Jolie leyó el guión, se reunió con la directora Nora Towmey y después de hablar unos minutos del proyecto decidió participar como productora
La película narra las horribles vivencias de una familia de Kabul, cuyo padre de familia era profesor, y la madre locutora, que en plena revolución talibán se ven impedidos a desempeñar sus profesiones. Cuando el padre de familia es apresado por un exalumno rencoroso, la mujeres están al borde de la inanición, por seguir las leyes talibanes, draconianas contra las mujeres. La hija menor -Parvana- se disfraza de niño para poder salir a trabajar y mantener a su familia.
En los libros hay más sucesos, pero con buen criterio de adaptación fílmica, la película sigue una línea dramática más estrecha, pero como los libros, nos deja ver el estado de indefensión de la mujer en países con leyes misóginas. La película es conmovedora e impactante. Es una producción perfecta, como un mecanismo de relojería con un montaje exacto, cuyos elementos estéticos están en total equilibrio: dibujos, animación, música, voces. Su contenido es socialmente relevante y universal.
Por otro lado es un modelo preciso de la estética transmoderna. La posmodernidad descreía de los grandes relatos, utilizaba la sátira y el cinismo, la deconstrucción; el relato local. Pero la transmodernidad es el establecimiento de un nuevo paradigma: la globalización. Un nuevo humanismo, donde lo que ocurre con cualquier ser humano en cualquier punto de la tierra me afecta, me interesa, me incita al pensamiento, a la reflexión y a la acción.
Es además la nueva conciencia social transmoderna que atraviesa fronteras, el feminismo, el veganismo, el animalismo, y demás movimientos por construir un mundo mejor para todos. La película narra hechos ocurridos a mujeres en Afganistán, en Kabul, la novela fue escrita por una mujer canadiense, la dirige una mujer irlandesa, y la produce una norteamericana, todos pese a sus nacionalidades unidos en torno a un discurso común, de justicia social y tolerancia, que yo comparto, un mexicano que vio la película por Netflix, en un pueblo del Estado de México, durante la cuarentena global.
ADENDA
Otro buen ejemplo de discurso transmoderno es la película del director de culto Tom Twyker 'Un holograma para el rey' (2016) después de haber filmado 'Cloud Atlas' (2012) ese prodigio fílmico, quizá descanso con un filme un tanto más convencional, cuyo interés sin embargo radica, en mi opinión en el choque cultural, sobre un vendedor americano divorciado que hace un viaje de ventas a Dubai, se enamora de su doctora divorciada y decide quedarse a vivir en los países árabes. Es como una comedia romántica transcultural con Tom Hanks y Sarita Choudhury en la que hay varios apuntes sobre la condición de la mujer en los países árabes.
