La otra guerra de Game of Thrones
Quizá todas las guerras se libran contra la muerte. No se trata de hombres contra hombres sino de vivos que desesperadamente evitan el final de su existencia. Como antropoides hacemos lo que podemos, mordemos, desgarramos tratando de arrancar más tiempo, más minutos al sueño de vivir. Los antiguos mexicanos pintaban la sangre de turquesa: era la vida lo más precioso. Por ello la vida se ofrendaba a los dioses y los dioses la bebían.
La guerra que se avecina en Westeros de la Serie Game Of Thrones en la temporada 8, entre vivos y muertos, entre Eros y Tanatos -Dixit Argüelles- recrea un drama universal y humano. Es una obra estructurada siguiendo con enorme fidelidad el diseño clásico de la Fantasía Épica o Heroica de J. R. R. Tolkien. Y Tolkien a su vez siguió fielmente y lo mejor que pudo el constructo mental de una mítica Inglaterra en formación, extraída de diversos cantares y textos en inglés antiguo pero principalmente del Beowulf, una gesta épica que como el Cid, proviene de la tradición oral y que fue manuscrita en algún momento del siglo VIII o IX o quizá tardíamente en el siglo XI. Lo que unifica a todos estos pueblos antiguos es una weltanschauung, una cosmovisión.
El mundo terrenal es solo una parte del cosmos, un tablero de juegos para los dioses como en la clásica Furia de titanes (1981) de Desmond Davis. La vida humana esta completamente integrada a ese cosmos y pende muchas veces de la voluntad de los dioses, algunos crueles, otros indiferentes, otros justos y piadosos. A veces conviven con nosotros, tiene hijos (semidioses), tiene favoritos héroes o heroínas, o brujos y brujas (sacerdotes y sacerdotisas). La cruel Medea cuenta con la gracia de Helios para escapar del punitivo Jason. La realidad es mágica, monstruos y dragones conviven con vacas y caballos.
Esto ha construido hábilmente George R. R. Martín, aunque quizá como señala el escritor Alberto Chimal es un demiurgo que inició con el diseño de un mapa que se ha extendido tanto como un territorio y no sólo ha perdido las dimensiones de su obra sino que se ha perdido en el terreno. En este sentido los guionistas de la serie han tenido que hacer un esfuerzo intelectual y creativo monumental para tratar de darle a este caos un orden, y poder entregarnos un desenlace. La parte más delicada y más difícil de un relato. Todos nos preguntamos si el desenlace estará a la altura de la expectativa, es difícil saberlo. El maestro Dan Campos lo pone en duda.
En la narrativa de George R. R. Martín, en Game Of Thrones, los dioses no tienen presencia visual pero su importancia es definitiva para el relato. Todo comienza en el Norte, en Winterfell, donde todavía se rinde culto a los dioses antiguos, a modo de rostros tallados en arcianos, hermosos arboles de hojas rojas también llamados árboles corazón (se necesita alguien que redacte un Manual de Botánica Fantástica, que haga par al de Zoología de Borges).
La presencia de los antiguos dioses dejo una herencia nefasta, a los caminantes blancos. Creados por los niños del bosque pequeños duendes o nomos mágicos en una antigua guerra contra los hombres. Fuera del norte nadie más cree en los antiguos dioses. La religión más extendida en Westeros es la Fe de los Siete, sus sacerdotes se llaman Septons y sus iglesias Septas. Los siete son el Padre, la Madre, el Guerrero, la Doncella, el Herrero, la Bruja, y el Desconocido. Esta religión tiene diversas oraciones que vemos a lo largo de la Serie en diferentes momentos. Además cuenta con un libro sagrado “La estrella de siete picos”.
Eddard 'Ned' Stark, interpretado por Sean Bean
En la segunda temporada hacen su aparición dos dioses: Uno al parecer muy poderoso y fundamental para la serie: el Señor de la Luz (que no es el señor de la CFE) o el dios rojo. En su primera escena, su sacerdotisa, la Bruja Roja le ofrenda en la hoguera a siete creyentes de la Fe de los Siete, uno por cada dios. Quemar creyentes de otros cultos es bastante romano. Pero el dios de la Luz aprecia estos sacrificios y los procura con generosos milagros: el despiadado Staniss Baratheon es capaz de ofrendarle en una hoguera a su propia hija, la princesa Shireen, para que se detenga la tormenta de nieve (paráfrasis de la tragedia de Ifigenia en Aulis) que le impide sitiar Winterfell (si vieron la serie, esto de sitiar es un decir).
A diferencia de los otros dioses, quizá jubilados, este opera en el mundo de los vivos de forma muy activa y resucita muertos mediante sus sacerdotes (magos y brujas) que distribuye por el mundo pero con un plan de acción inteligible. Por cierto nos resucitó a uno de los protagonistas. A falta de telefonía celular el Señor de la Luz se comunica con sus fieles e incrédulos a través de las llamas, en visiones proféticas que no obstante, como el Oráculo de Delfos, deben ser consideradas con sumo cuidado, no literalmente. Obviamente este señor de la luz es un dios del fuego.
Es muy posible que así como hay un dios de la luz, haya también un dios de las sombras. En la Temporada 4 en el episodio 2 la Bruja Roja le explica a la princesa Shireen que solo existen dos dioses: el de la luz y el de la oscuridad. Pero este dios no ha aparecido hasta el momento: es lo malo de ser el dios de las sombras cuando estás en un show de televisión.
En el capítulo 3 de la Segunda Temporada también hace su aparición el dios Ahogado, el dios de las Islas de Hierro, es un dios del Mar: su lema es lo que está muerto nunca morirá. Como lema, el agua moja es igual de bueno. Quizá el lema de este dios lo acuñó Aquaman, el de Cartoon Network. Por lo pronto no parece un dios especialmente poderoso, solo le rinden culto los feroces isleños, dedicados a la piratería.
Arya Stark tiene una historia peculiar, al parecer coincide casualmente con Jaqen H’ghar, ambos prisioneros de los Lanister y de la temible Montaña. Jaqen - “hombre” o “sacerdote” o “brujo” o “sicario” o “semidios” o todo eso a la vez - le salvará la vida a Arya pero también la incitará al camino de su propio culto, el dios de muchos rostros que tiene su sede en la Ciudad Libre de Bravos, y un impresionante templo, la casa de Blanco y Negro: a cuya fe acude la gente a bien morir o también a contratar homicidios por algún precio, quizá con cargo al teléfono Telmex. Este es un dios de la muerte. Visto en perspectiva pareciera que el dios de muchos rostros en realidad envió a Jaqen a reclutar a Arya Stark. Quería un boleto en la apoteósica batalla contra el ejército de los muertos… quizá solo para chismear.
Y es que a la conclusión de GOT, con dos capítulos publicados de su última temporada, algunas casas nobles de westeros y todos los dioses (todos, incluso los paganos, pues hasta vienen de otro continente, los Dothraki, los Inmaculados, etc.) convergen en Winterfell para la batalla crucial de la vida contra la muerte. Cada dios tiene representantes en la batalla: los antiguos dioses tienen al cuevo de tres ojos, un ser que migra de un cuerpo a otro a través de los siglos y que toma como huésped a Bran quién tiene poderes de warg o cambiapieles (un ser humano que puede transmigrar su conciencia a otro animal, aunque en el caso de Bran también a otro ser humano y controlarlo). Los antiguos dioses tienen también a algunos norteños y los Stark sobrevivientes, excepto Arya.
El Señor de la Luz parece tener en Daenerys y en Jon Stark a sus campeones, los últimos Targaryen, la madre de dragones y su sobrino ¿que son los dragones sino creaturas de fuego hecho carne? Pero además esta Beric, que ha sido resucitado incontables veces por el señor de la luz y el propio Sandor Clegane atraído por las llamas a las huestes de los vivos.
¿Será que el dios de la Oscuridad tiene como emisario a Varys, un hombre que perdió sus genitales en un ritual muy semejante a los del dios de la Luz? El dios Ahogado tiene a Theon Greyjoy y una pequeña tropa de hombres de hierro. El dios de muchos rostros tiene a Arya Stark en el frente. Y la Fe de los Siete esta muy bien representada por cada Padre, Madre, Doncella, Guerrero, Herrero, Bruja y Desconocido en la batalla.
Queda claro que los dioses están apostando sus canicas por los Seres Humanos, contra los caminantes blancos y el Rey de la noche. Avizoramos un triunfo de la humanidad sobre las fuerzas de la muerte. Será, como escribe Xavier Villaurrutía en el epígrafe, un triunfo del amor que no es más que terror a la muerte.
Y a la conclusión de esta batalla, los hombres emprenderán otra guerra u otras guerras por el control del reino, y ahí seguramente los dioses emprenderán la suya por el control de los espíritus. ¿Quién esta jugando el juego de Tronos? ¿Los seres humanos o los propios dioses -dixit Asimov? Me parece que los dioses. Como bien dice Tyrion Lanister: “Tener a dos hombres haciéndose pedazos en un juicio por combate te dice algo sobre los dioses”.
¿Definirán los dioses el final de la serie? Quizá. Lo único realmente seguro de aquí a su término es que GOT tendrá un final divino.
Valar Morghulis
ADENDA
La estructura trágica de GOT es un tanto obvia. Menos obvia resulta esta estructura en otra serie disfrazada de thriller político: Fargo (2015-2017). La exquisita serie de Noah Hawley producida por los hermanos Coen, homónima de su film, ganador de dos Oscar, de 1996. Es una serie de tres temporadas, cada una de 10 capítulos. Es una Orestiada o una saga a la griega, como dije con la apariencia de un thriller policíaco (evidentemente tiene también la estructura de este género), pero estructurada en dos niveles de significado, a modo de alegoría. A (Thriller policíaco) = B (Tragedia helénica)
En la primera trama, un hombre en un golpe de suerte hace una promesa a dios, pero la incumple y caen sobre él las diez plagas de Egipto, las plagas bíblicas. Literalmente. Sobre toda la serie se despliegan todo el tiempo las Eumenides o las Erinias, que cobran muchas formas. En esta primer temporada la ira de los dioses caen sobre los malagradecidos. En la segunda temporada un elemento sobrenatural permite que se castigue la maldad, en un deux ex machina muy bien estructurado. En esta temporada Pandora desata la demencia sobre la tierra dejando atrapada a la esperanza. La tercer temporada se desata sobre la tierra la lucha del bien contra el mal, Dios y el Diablo juegan un juego cruel sobre la tierra. Caín mata a Abel: ¿soy acaso el guardián de mi hermano? El diablo se jacta al final: en cinco minutos entrará por esa puerta una autoridad que no podrás desacatar y me liberará. Otro deux ex machina que queda abierto, mientras suena el tic tac del reloj. No sabemos que pasa pero efectivamente el diablo sigue desatado por el mundo. Si no han visto Fargo, les recomiendo muchísimo esta serie y si ya la vieron, deberán volverla a ver bajo esta nueva clave hermenéutica. Lo disfrutarán. Las tres temporadas en Netflix.
@dosvalar