Precios de palomitas abusivos, el gran negocio de los cines
Por contradictorio que suene, el negocio de los cines no está en la proyección de películas, sino en sus dulcerías y, especialmente, en los precios de las tradicionales palomitas.
Las palomitas de maíz cuentan con una doble ventaja, son fáciles de producir y tienen un costo mínimo en relación con su precio de venta; así que su venta es "pura" ganancia.
Esto, de acuerdo con el sociólogo y periodista francés Frédéric Martel tras entrevistarse con directivos de multicinemas en Estados Unidos para su libro 'Cultura Mainstream', publicado en 2010.
De aquí, que no sea extraño el hecho de que cadenas enteras de cines nieguen la entrada a sus clientes cuando éstos llegan con alimentos o bebidas comprados fuera de sus dulcerías; una práctica que en muchos países ya comienza a prohibirse por considerarse una práctica abusiva en contra del consumidor.
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Este es el caso de Perú, que este 26 de febrero de 2018 dio como límite el 2 de marzo para que todas las salas de cine en el país eliminen tales prácticas y con ellas los letreros que restringían el acceso con alimentos ajenos a sus establecimientos.
Y es que dicha restricción permitía que los cines vendan las palomitas, dulces o refrescos a precios muy elevados, pero obligatorios para quienes desearan comer una botana viendo una película, lo que es prácticamente una tradición desde el inicio del cine.
Al menos en Estados Unidos la venta masiva de palomitas llegó aproximadamente en 1929 cuando durante la gran depresión económica los dueños de los cines buscaron un modelo de negocio con mejores rendimientos que la venta única de boletos, cuenta Frédéric Martel.
Tras su observación se percataron de que antes de cada función los espectadores siempre pasaban a comprar alimentos para consumir durante la película, así se les ocurrió poner ellos mismos sus propias dulcerías a las que se sumaría la venta de palomitas por sus grandes ganancias, poco costo de producción y un gran mercado de venta en EU por ser uno de los principales productores de maíz en el mundo.
La dulcería se convirtió en el verdadero modelo de negocio rentable de los cines.
Así, con la exportación de Hollywood y los multicinemas también se esparció el consumo de palomitas en el cine y los precios abusivos de éstas en la dulcería.
Además del caso de las palomitas, sucede lo mismo con el precio de los refrescos: un vaso chico -de 16 onzas, equivalente a casi medio litro- va de 36 a 42 pesos, más de los 32 pesos en promedio que cuesta una botella de 2.5 litros en una tienda de conveniencia.
Los que significa que en los cines mexicanos un cliente paga unos 8 pesos por cada 100 mililitros de refresco, mientras que en las tiendas de la esquina su precio promedio es de 1.2 pesos; seis veces más.
En México es legal entrar al cine con palomitas compradas donde sea
El artículo 58 de la Ley Federal del Consumidor dice que los proveedores de bienes y servicios no pueden seleccionar a la clientela, condicionar el consumo, reservar el derecho de admisión, entre otras, salvo por causas que afecten la seguridad o tranquilidad del establecimiento.
No obstante, los trabajadores tienen la orden explícita de bloquear el paso a todo aquel que introduzca alimentos que no sean vendidos por la exhibidora, las opciones al cliente son tirar sus alimentos, encargarlos hasta su salida o consumirlos antes de ingresar a la sala, aseguró un ex trabajador de Cinépolis a Arena Pública.
Precios de palomitas en el cine ayudan a tener entradas baratas, asegura presidente de Cinépolis.
Foto: Sgustin78 / algunos derechos reservados.
De acuerdo con el presidente de Cinépolis, Alejandro Ramírez, “de alguna manera el producto de dulcería, las palomitas y el refresco ayudan a subsidiar, a que tengamos un precio un poco más bajo que en el resto de la región”, comentó en octubre 2016.
Y en efecto, México se encuentra entre los 10 países con el precio de entrada al cine más bajo del mundo; en promedio 42 pesos de acuerdo con el Anuario Estadístico de Cine Mexicano 2016.
No obstante, eso no justifica prácticas de restricción que son violatorias de la ley, así como evidentes abusos en contra de los consumidores por sus elevados precios en los alimentos que expenden, particularmente las dos grandes cadenas de cines que existen en el país.
Un asunto que las autoridades de la Secretaría de Economía no han abordado.
MÁS INFORMACIÓN: Cultura Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas, Frédéric Martel, 2010.