La crisis de los periódicos tradicionales, del Pulitzer a la quiebra
“Una sola historia en línea puede atraer a más lectores que todo el periódico impreso”.
Frase que utilizó Martin Baron, director del Washington Post, al exponer en la Universidad de California el proceso por el cual un periódico pasa de ser un medio impreso a uno digital.
“Para aquellos [periódicos] que se resisten al cambio en lugar de abrazarlo, no habrá paciencia ni perdón. Su destino es ser dejado de lado y olvidado. Esa es la brutal verdad”, declaró en la misma conferencia el que también fuera director del Boston Globe por más de 10 años.
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La mayoría de los periódicos tradicionales, sin importar el tamaño o el prestigio, han sufrido las consecuencias de la revolución de la información. La gente lee y se informa en sus celulares o dispositivos portátiles, mientras viaja en el transporte público, camina por la calle, espera sentada o acostada en su cama.
Cada vez se compran menos periódicos impresos, y como menciona Martin Baron, si estos medios no están dispuestos a hacer el cambio a un formato digital, sin importar la calidad de sus reportajes, están condenados a desaparecer.
El último ejemplo de lo anterior le ocurrió al periódico norteamericano Charleston Gazette-Mail, rotativo que en 2017 recibió el mayor galardón en la industria periodística, un premio Pulitzer, hoy se encuentra en bancarrota.
Gracias a sus investigaciones sobre las irregularidades de las farmacéuticas en la venta de opiáceos en Virginia Occidental, estado con los condados con las mayores tasas de muerte por sobredosis en Estados Unidos, Eric Eyre, reportero del Charleston Gazette-Mail fue galardonado con el premio Pulitzer al mejor reportaje de investigación.
Eric Eyre recibiendo el premio Pulitzer 2017 por mejor reportaje de investigación. Foto: Organización Pulitzer
Sin embargo, el premio de poco sirvió para brindar estabilidad económica a la empresa.
El periódico se fundó en 1873 como un rotativo semanal llamado Kanawha Chronicle, en 1907 es comprado por el senador William E. Chilton quien 10 años después renombró al diario con su nombre actual, el Charleston Gazette-Mail.
A pesar de haber vivido el final del siglo XIX y sobrevivido todo el siglo XX, el periódico de Virginia Occidental fallece ante el nuevo modelo de prensa digital que trajo consigo el siglo XXI.
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En enero del 2018 la familia Chilton, dueña del periódico durante los últimos 100 años, anunció que el periódico está en bancarrota y 25% de su plantilla de trabajadores han sido preavisados de su despido como establece la ley.
La ley laboral estadounidense requiere que las empresas con más de 100 empleados en bancarrota notifiquen a sus empleados 60 días antes de cerrar la compañía; la familia Chilton está en espera de un comprador que los pueda salvar de esta situación.
No sería la primera vez que algún empresario salve a un periódico tradicional, en los últimos años millonarios han comprado este tipo de medios cuando atraviesan situaciones adversas.
En 2009 el multimillonario Carlos Slim invirtió 250 millones de dólares en el New York Times cuando el diario atravesaba problemas financieros. Y en un caso más reciente, el hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, compró por 250 millones de dólares el Washington Post en el momento en que corrían rumores sobre la mala situación económica del diario.
¿Habrá un millonario interesado en salvar un pequeño diario, ganador de un premio Pulitzer, que se ubica en Virginia Occidental?
MÁS INFORMACIÓN: Washington Post Executive Editor Martin Baron on journalism’s transition from print to digital, The Washington Post, 8 de abril del 2015
MÁS INFORMACIÓN: Charleston Gazzete – Mail