El ramo eterno de Margarita

Desde 1996 hasta la fecha, no ha habido un solo partido del Atlético de Madrid en el que falte un ramo de 24 claveles en uno de los córners. Tradiciones.
5 Julio, 2020
Margarita Lenguo colocando el mítico ramo de flores en el 'córner de Pántic' en el Vicente Calderón. (Foto de ABC.es)
Margarita Lenguo colocando el mítico ramo de flores en el 'córner de Pántic' en el Vicente Calderón. (Foto de ABC.es)
Tiempo extra

En el verano de 1995 el Atlético de Madrid haría uno de los fichajes más cuestionados de su historia. El técnico serbio, Radomir Antić, pediría explícitamente a la directiva cerrar la llegada de un futbolista que estaba por cumplir 30 años y que había estado las últimas 5 temporadas en el humilde Panionios de la liga griega. Finalmente, entre un mundo de dudas, Milinko Pantić llegaría para reforzar al cuadro rojiblanco. 

Para sorpresa de propios y extraños, Pantić se convirtió en un futbolista determinante en ese Atleti, el cual viviría la mejor temporada de toda su historia. Los colchoneros rozaron el cielo con un doblete anecdótico, Liga y Copa del Rey. Un equipo que dominó el futbol español principalmente, gracias al balón parado. De los 75 goles que marcó el Atleti ese año, 37 fueron en jugadas de estrategia (49%). 

Pantić se convirtió en el lanzador de todos esos balones, los cuales casi siempre encontraban el cabezazo de Simeone o de Kiko Narváez. Tal vez fue la pegada exquisita del serbio, la garra del ‘Cholo’ para buscar esos balones o el romance con el gol que tuvo Kiko esa temporada. Sin embargo, desde las tribunas del Calderón llegó un ayuda en forma de ritual que quedará por siempre en la historia del Atleti. 

Un 28 de enero de 1996, el Atlético de Madrid recibía al Athletic de Bilbao en el Vicente Calderón. En su camino al estadio, una señora hincha a muerte de los colchoneros, se pararía en un bar y sin saber realmente lo que haría con ellos, tomó unos pétalos de claveles rojos y blancos. El Atleti se impondría 4 goles por 1 al cuadro vasco, pero el partido en sí no fue más que anecdótico. En las orillas del Manzanares no se hablaba del encuentro, sino de una señora que cada vez que marcaba el Atleti, tiraba un pétalo de claveles a uno de los córners. 

El siguiente partido del Atleti en Calderón, se aparecería nuevamente esa señora, ahora con una docena de claveles rojos y una más de claveles blancos. Desde ese día, en un partido que el Atlético de Madrid juegue como local nunca falta un ramo de 24 claveles rojiblancos en uno de los córners. La culpable, Margarita Lenguo. 

Ese córner izquierdo del fondo sur del Calderón, fue bautizado como el córner de Pantić. Desde ahí se originaron muchísimos de los goles que le permitieron al Atleti vivir su mejor temporada. Y ese ramo de Margarita que se convirtió en un auténtico ritual en los partidos de los colchoneros.  

El ramo de Margarita se mudó junto con el Atleti hace tres años del Vicente Calderón al Nuevo Metropolitano. Durante 21 años se encargó de que nunca faltara ese ramo en el Vicente Calderón, incluso en épocas complicadas de salud, lo hacía llegar a través de una amiga. Los últimos tres años lo ha hecho igualmente en la nueva casa del Atleti, hasta hace un par de semanas que por primera vez se convirtió en una tarea imposible. 

Tuvo que ser una pandemia lo que impidiera que Margarita pudiera llevar su ramo de claveles al estadio, sin embargo las tradiciones están para mantenerlas vivas. Sin gente que pueda acudir al estadio, ahora era turno de los propios jugadores de continuar con este ritual tan arraigado a la identidad del club. 

El pasado 20 de junio, el Atlético de Madrid recibió al Valladolid en el Nuevo Metropolitano. El capitán rojiblanco, Koke Resurrección recibió las instrucciones de Margarita por medio de una videollamada. La forma y la posición exacta en la que se debía colocar el ramo. ¿El resultado? El Atleti ganaría uno a cero, gracias a un gol a balón parado, que por supuesto salió del córner del ramo, lanzado por el propio Koke. 

El futbol es de la gente. Sus tradiciones, su pasión, su forma de sentirlo y vivirlo. Tanto así, que incluso cuando se juega con estadios vacíos, el espíritu del aficionado se logra colar de alguna u otra forma. 

Alonso Revilla Alonso Revilla Apasionado de los deportes, estudiante de Negocios Internacionales en la Ibero, comentarista en EXA 95.5 Querétaro y colaborador en donbalon.com