IMSS: Bienestar ¿Por cuánto Tiempo?

Una reforma fiscal es ineludible para posibilitar el financiamiento que requiere cumplir el compromiso de atención médica gratuita y universal.
30 Enero, 2019

En los primeros días de enero, opacado por la guerra contra el huachicol y sus secuelas, fue anunciado el programa IMSS: Bienestar Para Toda La Vida, propuesta clave en materia de salud del Gobierno Federal para el resto del sexenio.

Este programa, basado en lo que se conoció como IMSS-Coplamar-PROGRESA-Oportunidades-Prospera (un apellido a la vez), se plantea como estrategia de corto plazo para sustituir al Seguro Popular y como elemento para mejorar la eficiencia y equidad del actual sistema de salud. Sin embargo, también pretende ser un paso decisivo para alcanzar un sistema de salud universal y unificado.

Como reemplazo del Seguro Popular, es de celebrar que sea el IMSS el que absorba sus recursos y proporcione los nuevos servicios, en la medida que una de las debilidades claras del sistema anterior era la dualidad de trato en donde los beneficiarios del Seguro Popular en la práctica tenían un derecho a la salud disminuido respecto a los derechohabientes del IMSS.

La cobertura de padecimientos, por ejemplo, era más limitada en el Seguro Popular que en el IMSS, lo que evitaba cerrar con rapidez las brechas en esperanza de vida saludable entre las respectivas poblaciones.

 

El IMSS-Bienestar pretende en el corto plazo sustituir al Seguro Popular y ser un paso decisivo para alcanzar un sistema de salud universal y unificado

 

Ahora el IMSS-Bienestar, aunque no homologa de inmediato la cobertura de padecimientos respecto al IMSS ordinario, está en vías de hacerlo al existir un proveedor único de los servicios y un solo receptor de los fondos correspondientes.

La gran virtud del Seguro Popular fue atender a la población que estaba fuera del sistema de salud enfocado en el trabajo asalariado, debido a su informalidad laboral o a desempeñar un trabajo no asalariado. Esta población, frecuentemente pobre, de no ser por este sistema de atención, habría estado abandonada a sus propios medios para atender todo tipo de problemas de salud.

En todas las evaluaciones del Seguro Popular, era posible confirmar su gran contribución a la equidad del gasto social por enfocarse en la población con menos recursos. Esta característica, es de esperar que se mantenga con el IMSS-Bienestar dado que en sus pasadas encarnaciones este programa ha estado focalizado en la población de mayor pobreza.

En contraste, los problemas del nuevo planteamiento de atención a la salud se encuentran en los incentivos que proporciona y en su limitación de recursos para hacerlo sostenible. Estos problemas se harán patentes conforme se quiera avanzar en la universalización de los servicios si se pasa por alto la integración de los sistemas y los requerimientos financieros.

 

los problemas del nuevo planteamiento de atención a la salud se encuentran en los incentivos que proporciona y en su limitación de recursos para hacerlo sostenible

 

En cuanto lo primero, es claro un tratamiento asimétrico entre asalariados formales y el resto de la población atendida. Si ambos llegan a recibir la misma atención médica, los primeros estarán pagando a través de las cuotas obrero-patronales un servicio que otros reciben gratuitamente.

Los incentivos a ocultar la condición laboral y acceder al sistema de forma gratuita serán enormes. Por ello, eventualmente, o habrá que cobrar por los servicios que da el IMSS-Bienestar o habrá que reducir y eventualmente eliminar las cuotas obrero-patronales del IMSS ordinario. Evidentemente, por razones de equidad, esto último sería el camino recomendable, pero para seguirlo se requiere un considerable monto de recursos.

La presión por más recursos comenzará a sentirse en el mediano plazo aún antes de que se intente universalizar la atención medica gratuita sin distinción de coberturas de padecimientos o acceso a infraestructura.

El Seguro Popular cuenta con más de cincuenta millones de afiliados, mientras que IMSS-Bienestar sólo está atendiendo a poco más de trece millones de personas.

Aunque la absorción del Seguro Popular se hará de forma gradual, claramente los traslados de afiliación presionarán una infraestructura y fuerza laboral médica que no puede crecer con rapidez dado el presupuesto vigente. Para algunos afiliados al Seguro Popular esto se traducirá en ser atendidos en clínicas saturadas y mal abastecidas respecto a lo que gozaba anteriormente.

Un cálculo conservador del costo que representará la unificación y universalización del sistema de salud a través de la puerta del IMSS lo proporciona el Centro de Estudios Espinosa Yglesias en su reporte El México del 2018: se requieren 5 puntos del PIB para operar tal sistema, de los cuales actualmente se cuenta con 2.6 puntos.

Para entender la magnitud de este esfuerzo presupuestal, cabe apuntar que la presente administración se comprometió a elevar en un punto del PIB el gasto en salud en todo el sexenio.

Lo anterior significa que, de no haber una reforma fiscal que posibilite el financiamiento requerido, el compromiso de atención médica gratuita y universal quedará incumplido. Ante ese panorama, la cuestión no es si el IMSS estará impulsando el bienestar de toda la población de México, sino ¿por cuánto tiempo?

 

@equidistar

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.