Finanzas públicas, discrepancias de forma y fondo

La menor expectativa de recaudación fiscal es producto de la fragilidad estructural de las finanzas públicas y de otros problemas en la coyuntura.
15 Abril, 2019

La reciente reducción del pronóstico de crecimiento económico realizada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) abrió una nueva discrepancia entre el presidente López Obrador y Arturo Herrera, el Subsecretario del ramo.

El motivo evidente fue la declaración del funcionario hacendario en el sentido de la conveniencia de revivir uno de los impuestos más polémicos: la tenencia vehicular. Utilizando como referencia la información que recabó en internet, el Subsecretario afirmó que dicho impuesto no fue generado para satisfacer las necesidades financieras del gobierno previo a la justa olímpica de 1968. Además, agregó que dicho gravamen es fácil de recaudar, progresivo y hasta con beneficios ambientales.

Contrario a todas las bondades descritas, el titular del Poder Ejecutivo recordó que uno de sus compromisos era no crear ni elevar impuestos, puntualizando que ello sería utilizado por sus adversarios.

Bajo dicho contexto parece claro que la señal del presidente es que los impuestos se quedarán como están, a pesar de que ello pueda comprometer sus objetivos estratégicos.

Todo ello representa un reto superior para la SHCP pues deberá hacer tanto “ajustes presupuestales” como de comunicación social para evitar abrir más flancos políticos en un momento crucial para el Gobierno de México: prácticamente todas las nuevas prospectivas de crecimiento económico son a la baja.

Por ello, la corrección hecha por el Presidente de la República no es algo menor ni tampoco la primera que le hace al Subsecretario, la anterior fue respecto a la construcción de la refinería, una declaración que suscitó un breve pero intenso intercambio de posicionamientos con la Secretaría de Energía.

 

Parece claro que la señal del Presidente es que los impuestos se quedarán como están, a pesar de que ello pueda comprometer sus objetivos estratégicos

 

¿Qué tienen en común ambos eventos y la declaración de Herrera en referencia de que podría modificarse el destino de los recursos que se encuentran en el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios? La falta de dinero, es decir, la debilidad de las finanzas públicas.

En este sentido puede entenderse que la disminución del pronóstico de crecimiento (de 2% a 1.6%) realizado por la SHCP tuvo implícita una menor prospectiva de recaudación fiscal y con ello de gasto e inversión.  Cerca de 200 mil millones de pesos se encuentran involucrados en este ajuste, un paso más “de la austeridad republicana a la pobreza franciscana”.

Lo anterior es producto tanto de la fragilidad estructural de las finanzas públicas como de los problemas que se enfrentan en la coyuntura y la falta de precisión en la elaboración de los pronósticos de crecimiento económico.

Comenzando por esto último se debe recordar que la desaceleración del PIB era evidente desde hace 8 meses, particularmente por el agotamiento del sector industrial, el cierre del gasto de gobierno decretado en julio del año pasado y el contagio que todo ello tuvo sobre el mercado interno. El crecimiento de 2% con el que se elaboró el presupuesto debió ser el escenario positivo no el punto de partida. Su corrección a la baja demuestra que 4 meses bastaron para demostrarlo.

Con ello se ha comprometido el proyecto de gasto e inversión pública no solo del presente año: en los conocidos como Pre-Criterios de Política Económica del 2020 ya se prevé un crecimiento modesto que enfrentará varios riesgos: que la desaceleración del PIB sea mayor a lo observado, la pérdida de fortaleza de la economía de Estados Unidos, la presión política que se enfrentará por las elecciones que ocurrirán en ese país y el menor ritmo de crecimiento global son algunos de los más evidentes.

La coyuntura citada representa el segundo elemento a considerar y el cual solo se podrá enfrentar con una política económica diferente, la inercia de un modelo clásico no bastará por que los ingresos son insuficientes para financiar un mayor gasto público, particularmente cuando la economía informal sigue sin ser tocada con el pétalo de una rosa.

Tampoco funcionará regresar al sueño incumplido del modelo neoliberal, el agotamiento de la apertura económica es evidente y de igual forma la oleada de proteccionismo que prevalece en el mundo.

Si bien se entiende el llamado que el representante de la OMC hizo en México hace unos días, es claro que su voz ya no basta para modificar lo que ocurre en Estados Unidos, Europa, China, Rusia, La India y el Este de Asia. En todos esos lugares el papel del Estado en la economía se ha revitalizado. Solo quienes se quedaron atrapados en los años noventa del siglo pasado siguen sin verlo.

De igual forma ocurre con la ausencia de una política industrial, México sigue negando la única opción para alcanzar las promesas de un mayor crecimiento. El tiempo se agota.

Las cifras macroeconómicas seguirán llegando y con ello las señales para modificar la estrategia se multiplicarán, solo falta ver el rumbo que se tomará.

 

@jldg71

José Luis de la Cruz José Luis de la Cruz Es Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT y ha realizado estancias de investigación en la Kennedy School of Government de la U. de Harvard y en el Instituto Lawrence Klein de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios y del Departamento de Economía y Finanzas en el Tec de Monterrey. Autor de libros y conferencista regular. Es Maestro en Economía por el Colegio de México y Doctor en Administración por el Tec de Monterrey.