Del fin del modelo neoliberal, al momento de la política industrial

Las resistencias internas y la desaceleración económica obligan a avanzar rápidamente en la definición del nuevo modelo económico.
24 Marzo, 2019

El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que llegó el fin del modelo neoliberal, ahora lo hizo en el marco de la clausura del Foro "Planeando Juntos la Transformación de México".

De manera contundente señaló: "Ahora nos toca edificar lo que sigue con la conciencia de que lo que hagamos será por la regeneración de nuestra vida pública. Tenemos la responsabilidad de construir una propuesta post neoliberal y convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, ordenamiento político y convivencia entre sectores."

Ahora corresponde preguntar ¿Cuál es la visión y lógica que debe tener el nuevo modelo? El que ha mostrado tener éxito durante los últimos 50 años y que ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas en el mundo con mayor innovación tecnológica y educación: el Estado Desarrollador que aplica una política industrial activa.

Se debe ser claro: plantear que México puede superar los retos históricos que enfrenta solamente con gasto social distrae al presidente López Obrador de la verdadera tarea a realizar: construir un Nuevo Modelo Económico de Inclusión Social con Bases Productivas que por su naturaleza requiere de la participación de todos los mexicanos: gobierno, empresas, familias y sector educativo. 

En este sentido ¿Quién es el destinatario de su mensaje: su gabinete, los sectores productivos, la academia o la sociedad en general? La respuesta es sencilla todos, pero las primeras directrices y acciones deberán emanar del gobierno que ganó con 30 millones de votos.

En principio se supondría que la administración pública ya lo asimiló, que debió iniciar la transición de gobierno con ese compromiso. No obstante, la dilación en la implementación de políticas públicas en sectores estratégicos como el acero, el textil o el calzado genera incertidumbre. Existen inercias que no se han vencido.

El avance de la desaceleración económica constituye otro factor que permite observar la necesidad de avanzar rápidamente en la definición de un modelo que sustituya al que el presidente López Obrador ha descartado. De no hacerlo el bajo crecimiento podría descarrilar el Proyecto de Nación del Titular del Ejecutivo, ¿Por dónde comenzar?

Sin lugar a duda que se debe diseñar y aplicar un nuevo modelo de desarrollo económico y social capaz de reducir la inequidad, pobreza y precariedad laboral al mismo tiempo que propicia un crecimiento superior al 4%.

Solamente la implementación de una verdadera política industrial tiene la capacidad de lograr tal objetivo, esencialmente porque los retos que impone la economía global se encuentran vinculados al desarrollo y adopción de innovación tecnológica. De igual forma solo el desarrollo industrial se encuentra en capacidad de crear empleos de mayor calidad y vincular a empresas, gobierno, academia y sociedad.

Para alcanzarlo se requiere la construcción de una Alianza por el Desarrollo de México que asegure la participación del sector industrial, el sistema universitario líder en innovación tecnológica y una política con visión de Estado Desarrollador: se requiere del Estado y el Mercado para el asegurar el progreso de México, la exclusión cerrará opciones.

La tarea no será fácil, México enfrenta la consecuencia de haber aceptado el pensamiento equivocado de que “la mejor política industrial es la que no existe”: dicho dogma dejo vacíos que deberán cubrirse, no será una tarea de corto plazo porque se destruyó la interacción de lo que hoy se llama la Triple Hélice, aún más se redujo la dimensión de dichas hélices.

 

México enfrenta la consecuencia de haber aceptado el pensamiento equivocado de que “la mejor política industrial es la que no existe”: dicho dogma dejo vacíos que deberán cubrirse, no será una tarea de corto plazo

 

La ausencia de una política industrial destruyó los acervos de política pública, instituciones y marco institucional que hoy permiten la instrumentación de la misma en las economías exitosas del mundo.

De igual forma minó la formación de empresas mexicanas de base tecnológica: sectores como la electrónica, computación, telecomunicaciones, automotriz, biotecnología, robótica, software. Además, frenó la creación de pequeñas empresas de alto valor agregado, hoy solo las grandes y algunas medianas mexicanas podrían atender el reto de la innovación tecnológica de manera inmediata.

Con ello se causó un vacío en la relación empresarial con la investigación y el desarrollo: las universidades avanzaron por caminos paralelos y hasta divergentes de los requerimientos del sector productivo, un error que no se comete en los países desarrollados y las economías asiáticas exitosas. Se debe reconstruir ese vínculo.

También se pervirtió el objetivo de la banca de desarrollo, se le dio un papel secundario y carente de un verdadero fomento al sector industrial. Un error que no se cometió en Asia.

Se puede pensar que la política industrial es cara, pero ya se conoce el costo de su ausencia: el futuro de México.

 

@jldg71

José Luis de la Cruz José Luis de la Cruz Es Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT y ha realizado estancias de investigación en la Kennedy School of Government de la U. de Harvard y en el Instituto Lawrence Klein de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios y del Departamento de Economía y Finanzas en el Tec de Monterrey. Autor de libros y conferencista regular. Es Maestro en Economía por el Colegio de México y Doctor en Administración por el Tec de Monterrey.