Juego de Pelota: la vida, la guerra y el inframundo representados en la vida prehispánica

El juego de pelota podía servír para representar la lucha entre el día y la noche, solucionar disputas o para pedir asegurar una buena cosecha.
22 Enero, 2019 Actualizado el 22 de Enero, a las 18:25
El juego de pelota era una parte fundamental en la cultura de pueblos mesoamericanos.
Juego de pelota
Arena Pública

Las mitologías mesoamericanas son de las más coloridas que existen en el mundo y el juego de pelota es uno de los aspectos más fascinantes de las culturas prehispánicas.

Había varias modalidades, dependiendo del pueblo que la practicaba, de las cuales la más conocida es en la que los jugadores golpean un balón con caderas, codos y rodillas, intentando pasarlo por un aro de piedra incrustado en la pared.

Gracias a los registros literarios y a vestigios arqueológicos, se pueden conocer muchas características de este deporte con gran simbolismo ritual.

Desafortunadamente, muchos de los aspectos de esta práctica se perdieron desde la prohibición del juego, por parte del misionero franciscano, Juan de Torquemada (1557 – 1624).

El juego de pelota era un importante ritual religioso que representaba la lucha del día y la noche.

El mito del sol luchando contra su hermana luna era representado por la pelota moviéndose por todo el campo de juego. Mas su significado va más allá de lo aparente.

El juego representa también la lucha de todas las fuerzas contrarias: la vida y la muerte, la creación y la destrucción, el frío y el calor.

Con ello, se crea una estrecha analogía con las visiones de culturas completamente diferentes y sin ninguna relación o contacto entre ellas.  Donde dos fuerzas, aparentemente opuestas, no son sino una misma cosa que difiere únicamente en grado y que son necesarias para mantener el equilibrio universal, como lo sostiene la Ley de Polaridad de los herméticos. 

Precisamente, los jugadores entraban al campo para mantener este equilibrio, el orden cósmico, en un intento por frenar la entropía: la tendencia del universo a hundirse en el caos.

 

 

Su ritual de la misma manera ayudaba a regenerar la vida. El hallazgo de varias figuras, sugiera la relación del deporte con ritos de fertilidad.

Por la misma razón, los ganadores de cada partida eran bendecidos y protegidos por los dioses.

De aquí surgió uno de los mitos más difundidos con la práctica del juego de pelota: que los ganadores eran sacrificados.

El juego era utilizado en ocasiones como una alternativa a la guerra en donde se ofrecía a los dioses la vida de los perdedores o la de los esclavos que se vestían con indumentarias propias de jugadores para la ceremonia.

En este simbolismo del juego como representación de la guerra, la pelota significaba la cabeza del enemigo vencido, lo que dio lugar a otro mito: el uso de cabezas humanas en vez de la pelota de hule.

Lo que es verdad es que la decapitación era la forma de sacrificio vinculada con el juego de pelota, lo que pudo contribuir a originar la malinterpretación. De la misma manera en el Popol Vuh, los gemelos heroicos, Hunahpú e Ixbalanque, acuden a una partida con los dioses del inframundo maya, el Xibalbá, donde el primero pierde su cabeza, que es usado como pelota por sus rivales.

En efecto, el campo de juego era la representación del Inframundo, un portal para acceder a Él y entrar en contacto con los dioses.

MÁS INFORMACIÓN: Un esbozo del simbolismo del juego de pelota.

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