¿El castigo de vivir más?

21 Enero, 2019
Blog Invitado

Por: Antonio Tenorio*

La pobreza es implacable. Incluso cuando se gana, se pierde. O, al menos, eso pareciera en América Latina y las condiciones de exclusión digital a las que se enfrenta su población con 60 años o más.

A lo largo de las últimas décadas, en lo que es una tendencia bien establecida ya, Latinoamérica viene mostrando un acelerado cambio demográfico. La región envejece. Y lo hace sin que haya muestras claras de que las naciones están preparadas para enfrentarlo.

O, lo que es aún más llamativo, sin que en el propio imaginario de sus habitantes dé muestras de haber modificado la idea de un territorio joven, vigoroso, entre mágico y desenfrenado, lleno de energías, que es como tanto gusta de representarse a sí mismo, hasta el día de hoy.

En 2037, el número de personas mayores de 60 años sobrepasará al número de aquellas con 15 años o menos. En la actualidad, América Latina cuenta con 76 millones de habitantes con 60 años o más. Este número pasará a ser de 147 millones en 2037 y de 264 millones en 2075. Dentro de apenas un poco más de una década, en el 2030, casi el 9% de la población de 60 años o más en el mundo, vivirá en Latinoamérica.

Durante las últimas décadas, paradoja perversa, todo muestra entonces que conforme los latinoamericanos han logrado ganar años de vida, han perdido posibilidades para revertir las condiciones de pobreza, desigualdad, desempleo y marginalidad que caracterizan a la región. Ganan vida, pero pierden la oportunidad de que ésta sea mejor.

 

La región envejece. Y lo hace sin que haya muestras claras de que las naciones están preparadas para enfrentarlo.

 

Quienes en América Latina cuentan con 60 años o más, en buen número en plena capacidad productiva pero sin posibilidades de emplearse, no han tenido siquiera que esperar a que llegue el cambio demográfico del todo para avizorar un panorama en la que las personas mayores se constituyen como excluidos entre los excluidos.

Las dificultades cotidianas que viven los mayores de 60 años para adaptarse y sobrevivir en un mundo que vertiginosamente dejó de ser lo que era, son innumerables. Todos los días, deben pasar pruebas para las que nadie les formó: intuición, operativilidad, tiempos de respuesta, interacción con máquinas.

Lanzados a su suerte, se topan con un entorno de bienes y servicios dominados por la tecnología. Una lógica que les demanda habilidades que no corresponde a la realidad en la que se formaron.

Datos disponibles sobre el uso de dispositivos móviles en América Latina arrojan que la franja que corresponde a personas mayores de 60 años, no llega ni siquiera al 10%, pues representa apenas el 7% del universo total.

Si entre las personas mayores que usan dispositivos móviles se le agrega el segmento anterior, de 45 a 54 años, el porcentaje alcanza el 20%. Lejos, sin embargo, del 58% que representan los grupos de edad que van de 15 a 24 años (31%) y de 25 a 34 años (27%).

 

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En cuanto a usuarios de Internet, la CEPAL en su Informe sobre el Estado de la Banda ancha en América Latina y el Caribe de 2016, grafica de modo nítido cómo, en países como México, Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia, mientras el grupo de edad que va de los 16 a los 31 años, rebasa el 50%, quienes tienen más de 60 años, no llegan siquiera al 5%.

La inclusión digital de las personas mayores de 60 años, sin embargo, y eso hay que dejarlo claro, antes que un asunto que concierna a los individuos en lo particular, implica el cumplimiento de una responsabilidad social que les corresponde a los Estados nacionales.

Incorporar plenamente a esta parte de la ciudadanía que en América Latina podría seguir sintiéndose y siendo útil, obedece no solo a un acto de obligación jurídica, beneficio económico sino al más elemental sentido de justicia con quienes a lo largo de toda una vida aportaron a sus sociedades esfuerzo y trabajo.

 

La inclusión digital de las personas mayores de 60 años [...] implica el cumplimiento de una responsabilidad social que les corresponde a los Estados nacionales.

 

Se trata, pues, de dotar a las personas mayores en América Latina de elementos que les abran la posibilidad de fortalecer su propia estima, de incentivar su creatividad y autonomía, así como de atender las condiciones de rechazo, violencia, vulnerabilidad y abandono en la que, en mayor número, se encuentran los que ya de por sí formaban parte de los marginados.

 

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La coyuntura demográfica latinoamericana, a la vez que su inmersión, cada vez mayor, en las posibilidades que abren las tecnologías digitales, llama con urgencia a establecer a nivel nacional y regional políticas de plena inclusión digital para las personas mayores. A ser capaces de conjugar, idealmente, una esperanza de vida que vaya de la mano de una vida esperanzada.

Vivir más no puede seguir siendo un castigo en América Latina.


 

* Antonio Tenorio es sociólogo, profesor e investigador sobre Cultura y Sociedad Digital, narrador y ensayista. Preside AlfabetizaDigital A.C Es autor del libro Valor Público y Era Digital en el Cambio de Época.