El Plan Nacional Guajiro

El objetivo del PND (técnico) en materia de crecimiento económico es modesto, y el del PND (manifiesto presidencial) un sueño guajiro.
4 Mayo, 2019
A través de un video el presidente López Obrador divulgó el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024
A través de un video el presidente López Obrador divulgó el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024
Econokafka

Los sueños guajiros de López Obrador condensados en un documento. Sus visiones (que no hay que confundir con visión de un estadista) en blanco y negro. Oficialmente se denomina Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024; en realidad se trata de una panorámica de la realidad alterna en la que vive el Presidente, junto con su peculiar interpretación de la historia de México.

 

Un PND bipolar

Dichos documentos son un anacronismo del estatismo mexicano, herederos directos de pretensiones planificadoras como los planes quinquenales soviéticos. Mucho se explica por un Presidente obsesionado con la planeación: José López Portillo. Requeridos por ley, sus metas son noticia de pocos días.

Como se dice, es difícil predecir algo, pero sobre todo el futuro. Las pretensiones de hacerlo por parte de los gobernantes mexicanos son tan inútiles como las de cualquier otro. Sí pueden mostrar prioridades de política pública, ciertos principios rectores para el sexenio, pero poco más.

Es de suponerse que los Presidentes se lo toman en serio, y más un estatista entusiasta como López Obrador. De ahí los dos Planes que empezaron a circular: una especie de manifiesto político y un documento mucho más técnico. Formato y hasta colores distintos. Todo indica que AMLO quiso incluir un potente manifiesto personal en el PND de su administración. Es su derecho, claro, pero el problema fue el claro divorcio entre ambos documentos.

Lo grave es que López Obrador empezó a circular, como fue el caso en su cuenta de Twitter, el manifiesto (sin el documento técnico) junto con un video. Llevó a una fuerte confusión, porque obviamente muchos interpretaron que ése era el PND, sin siquiera imaginar que había otro documento más prolijo y detallado.

 

La bipolaridad resultó abundante. En lo económico, está por un lado el estatista ideologizado, el acérrimo anti-neoliberal, el denostador de los gobiernos que lo precedieron de 1982 a la fecha. El otro es un documento mucho más moderado, que al menos presenta estrategias concretas y objetivos cuantitativos razonablemente expuestos.

 

El crecimiento guajiro

Entre varios aspectos, es con respecto al crecimiento en el que la diferencia es abismal. El documento técnico es prudente, y evita dar metas específicas. Simplemente no hay. Es el manifiesto el que incluye las metas que arrasaron en los medios: un crecimiento anual promedio en el sexenio de 4.0%, y un crecimiento de 6.0% en 2024.

Esta clase de metas nunca se habían presentado en público. Se hablaba del 4.0%, sí, pero como un objetivo deseable (máximo) de mediano a largo plazo. Nunca como un promedio a lo largo de seis años. Menos todavía del 6.0% para el último año de la administración. Para efectos prácticos, se trata de fantasías hechas metas oficiales por medio del puño y letra presidencial.

 

¿Qué establece el PND técnico? Presenta un objetivo estrechamente relacionado con el crecimiento: la productividad total de los factores de la producción. Su aumento es, de hecho, la llave del aumento en el PIB. La única otra forma en que aumente el producto de un país es si aumenta la población. Esto es, aumenta el PIB (gracias a que hay más personas produciendo), pero en ese caso obviamente no se incrementa el producto por habitante.

Solo el aumento en la productividad, gracias a mejoras en tecnología y de capital humano, permite producir más con lo mismo o menos, impulsando el crecimiento (y el PIB per cápita). El objetivo del PND es extremadamente modesto: un aumento acumulado (no anual) en el sexenio de 1.4%. Ello implicaría un aumento anual de 0.23%.

 

 

Como la población en México está creciendo a un ritmo anual ligeramente superior al 1.2% anual, ese aumento en la productividad llevaría a que el PIB se expandiera a alrededor de 1.5% cada año. Dado que la economía mexicana ha crecido por décadas en promedio anual a un ritmo de alrededor de 2.3%, puede argumentarse que el objetivo del PND (técnico) es modesto, y el del PND (manifiesto presidencial) un sueño guajiro.

 

La futura vara

El problema con el manifiesto es que destila el analfabetismo económico presidencial, representa fielmente el pensamiento obradorista sobre cómo reconducir la economía mexicana. Los desastres populistas de hace 40 años no hicieron mella en el actual titular del Ejecutivo, y cree que bajo su conducción el estatismo sí puede ser exitoso.

Puede agregarse que al parecer López Obrador sigue con la mentalidad de campaña (14 años) que coexiste con la que debe tener como Presidente (cinco meses). Siguen las promesas desaforadas, como si siguiera buscando el voto.

Al parecer AMLO no se da cuenta que cada promesa establece una vara con la que será medido a lo largo de su administración. Y esos objetivos en materia de crecimiento, entre otros, habrán de chocar con una realidad que probablemente será muy dura –para los mexicanos.

AMLO en parte ganó por la decepción sobre el sexenio peñista: el crimen no se controló, lo que se desbordó fue la corrupción, y el crecimiento económico fue excesivamente modesto. El actual Presidente está enfilado en el mismo camino, además abonando un futuro descontento al ofrecer sus sueños guajiros como un Plan Nacional de Desarrollo.

 

@econokafka

Sergio Negrete Cárdenas Sergio Negrete Cárdenas Doctor en Economía por la Universidad de Essex, Reino Unido. Licenciado en Economía por el ITAM. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Profesor-Investigador en el ITESO. Fue funcionario en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Gobierno de México.