Alguien tenía que decirlo

Concuerdo con aquellos que se quejan en redes sociales sobre el apoyo al éxodo migrante.
14 Noviembre, 2018
Solidaridad en CDMX al salir la primera caravana de la ciudad (Twitter:@andalalucha)
Solidaridad en CDMX al salir la primera caravana de la ciudad (Twitter:@andalalucha)
Futuro Pasado

Me considero una apasionada defensora de los derechos humanos de los migrantes y refugiados.

Me hierve la sangre cada vez que leo o escucho (aunque son más los comentarios leídos porque, seamos realistas, con las redes sociales nos damos permiso de decir cosas que no nos atreveríamos a decir cara a cara) que alguien se expresa de manera racista y xenofóbica. 

Sobre esto tengo dos cosas que decir:

1. Hay mucha ignorancia en México sobre lo que significa ser migrante o refugiado. Con esto no estoy justificando sus expresiones de odio, pero creo que muchos lo hacen desde su ignorancia y miedo a lo desconocido

Entiendo que haya muchas dudas sobre ello y que desde diferentes esferas (ya sea el gobierno, los medios o la sociedad en general) se refieran a ellos como ilegales, o existan quejas sobre su paso -y lo que eso conlleva- por el país, así como que exista la posibilidad de que se hayan infiltrado pequeños grupos delictivos o gente que no migre con las mejores intenciones. Hay una delgada línea entre la defensa de la seguridad nacional y la defensa de los derechos humanos. 

Sí, también existe un profundo racismo en México, pero no voy a ahondar sobre eso porque hay otros medios que ya han hecho un gran trabajo cubriendo ese tema que ha salido a flote con el éxodo migrante y la llamada marcha fifí.

2. Concuerdo con la gente que se queja en redes sociales. Y no me refiero al odio contra los jóvenes, familias y gente de la tercera edad que vienen caminando por nuestro país. Estoy hablando de las quejas contra el gobierno.

Primero, quiero dejar muy claro que no tengo ni la menor duda de que hay que apoyar a los centroamericanos que vienen huyendo de la violencia, persecución, amenazas de muerte y condiciones de vida muy lejos de considerarse dignas. Estoy a favor de que se creen leyes y políticas adecuadas para acogerlos y brindarles un lugar seguro para construir un nuevo hogar.

Trabajo porque la sociedad pueda entender la gravedad de la situación de la que van saliendo, las nulas opciones que tenían de quedarse en su país, y las razones por las que viajan juntos, y que eso nos lleve como mexicanos a aceptar al otro y recibirlo con la hospitalidad que nos caracteriza como mexicanos. Muchos de los que vienen son gente de bien que lo único que buscan es trabajar para poder brindarle a su familia buenas condiciones de vida.

Ellos no tienen la culpa. Sus gobiernos han fallado en brindarles lo más básico como en muchos casos nuestro gobierno lo ha hecho con nosotros. Y es justo, éste, el corazón de lo que pretendo plantear: si hay alguien a quien culpar es a los gobiernos. El Estado tiene deberes y responsabilidades.

¿Qué quiero decir con esto justo en este momento del éxodo migrante? La gente tiene razón al estar enojada con el protagonismo del gobierno federal en este tema. Por un lado, pareciera que se desviviera por atenderlos (al menos esa es la impresión que quier dar), cuando en realidad no brindan soluciones; sólo son parches mientras pasa la emergencia.

¡Y cómo no “atenderlos”! Si los ojos de todo el mundo están en México viendo cómo hacemos malabares con esta nueva forma de migración masiva que existe en Asia y Europa desde hace años y que nosotros apenas estamos experimentándola.

 

Ellos no tienen la culpa. Sus gobiernos han fallado en brindarles lo más básico como en muchos casos nuestro gobierno lo ha hecho con nosotros. Y es justo, éste, el corazón de lo que pretendo plantear: si hay alguien a quien culpar es a los gobiernos. El Estado tiene deberes y responsabilidades.

 

Sin embargo, no hay que olvidar muchas de las quejas que sea hacen: hay gente que aún no tiene casa tras el sismo del 19S, en Nayarit están viviendo una situación de emergencia, ya se acumulan miles de mujeres asesinadas brutalmente, y no se ve que haya alguna respuesta concreta o interés, siquiera, por resolverlo.

Con esto no quiero decir que botemos a los migrantes y refugiados que recorren México a pie y queden a la merced de los narcotraficantes, del crimen organizado y las condiciones del camino que son cada vez más difíciles. La discusión no está en si se debe de ayudar a los extranjeros o a los mexicanos, México tiene responsabilidad con ambos (y hay tratados internacionales que también respaldan esto). Se trata de ayudar por varios frentes, no de descuidar uno por atender el otro.

Como ciudadanos, nuestro deber es exigir al gobierno que cumpla; y como seres humanos ayudar a la gente que más lo necesita. No habría por qué atacar a los que ayudan a los migrantes, hay gente con vocación para ello y hay que dejarla ayudar, así como a otras personas que pueden y quieren ayudar a Nayarit u otras tantas necesidades por cubrir.

De eso se trata, no de que todos nos enfoquemos en una sola cosa, sino que nos diversifiquemos y la ayuda se extienda. Que nuestro odio y hartazgo hacia la deuda que ha tenido el gobierno por tantos años con nosotros no la proyectemos en alguien que no tiene la culpa. Por el contrario, trabajemos en equipo para exigirles lo que no han hecho.

Y, también, apoyemos con lo que podamos a quienes están a nuestro alrededor sin importar si son connacionales o extranjeros. Antes que ser nayarita, hondureño, guerrerense, salvadoreño, todos somos personas.

 

Itzel García Itzel García Historiadora por la Ibero Ciudad de México y Latinoamericanista por la University of California San Diego. Investigadora en temas migratorios, de género, educación y políticas públicas. Docente desde 2016 y traductora freelance desde hace 6 años. Comprometida con la defensa de los derechos humanos de los migrantes y refugiados en México.