Fernando Alonso, el mago asturiano

Desde su llegada a la Fórmula 1 hace diecisiete años, Fernando Alonso se dedicó a maravillar al mundo del automovilismo con su conducción agresiva, esa que enamora al fanático y lo engancha a este deporte. El piloto español no perdió el tiempo, algo tan valioso sobre la pista, y se dedicó a crecer carrera a carrera.

El asturiano se encontró con una Fórmula 1 que  estaba totalmente reinada por el Ferrari de Michael Schumacher, probablemente el monoplaza más dominante de toda la historia. Ese mismo año, el piloto alemán conseguiría el bicampeonato del mundo con la escudería de Maranello, mientras Alonso se convertía en el tercer piloto más joven en debutar en el ‘Gran Circo’ con tan sólo 20 años.

Luego de un año en Minardi y otro más como piloto de pruebas, la gran oportunidad para el español llegaría en el 2003, de la mano de Flavio Briatore. El director de la escudería Renault, veía en Fernando lo que se confirmaría unos años después. Un piloto capaz de sacarle el mejor rendimiento al monoplaza francés y con esto competir contra el invencible Ferrari de Schumacher.

El Renault de Alonso comenzó a rodar más rápido que cualquier auto sobre la pista, sólo por detrás del campeón del mundo Schumacher. El español y el alemán se enfrascarían en una serie de duelos épicos durante la temporada 2005. Sin embargo, fue sobre el asfalto de Imola donde Alonso y Schumacher nos regalaron una de las mejores carreras de la historia del deporte motor, la cual se acabaría llevando el asturiano tras varias vueltas aguantando el acecho del alemán.

Esa misma temporada, Alonso dominaría de principio a fin el campeonato y se convertiría en ese entonces, en el piloto más joven en lograrlo. Lo que ya era evidente, se confirmó el siguiente año con el bi-campeonato del mundo del piloto de Renault; el mejor del mundo no era más Michael Schumacher. Fue un campeonato de locura, con el alemán presionando en cada carrera, aunque estaba claro que el español estaba en otro nivel.

Tras dos títulos consecutivos, Fernando optó por firmar con una escudería histórica, como lo es McLaren. No se sabe si influyó la presencia de Ron Dennis, una leyenda de la F1 o si pronosticaba una eventual declive de Renault, el hecho es que esta decisión alejaría al asturiano de los títulos.

Su primera etapa con la escudería británica no duró más de un año. Las diferencias con el equipo, principalmente con Lewis Hamilton lo forzarían a cambiar de asiento. Regresó a un monoplaza de Renault muy flojo y optó por firmar con Ferrari, ese asiento que sin importar su presente, atrae a cualquier piloto.

Cuatro temporadas en la escudería italiana, que muchos no recordarán como de gloria para el español, ni siquiera creo que él mismo los vea así. Fueron años en los que a pesar de que los títulos fueron para Sebastian Vettel, estaba más que claro que el mejor piloto del pitlane, se llamaba Fernando Alonso.

Luego vinieron años de decadencia nuevamente con McLaren. Sería injusto recordar a Alonso por sus últimas tres temporadas, su monoplaza no rodaba ni entre los 12 mejores tiempos. Alguna aventura en la Indy 500 y un retiro que deja muy tocado al mundo de la F1.

El pasado domingo 25 de noviembre, el gran Fernando Alonso se despidió del ‘Gran Circo’, dejando un hueco enorme en la parrilla de salida. Fue un piloto que ante todo pronóstico fue capaz de terminar la hegemonía de Schumacher y con ello logró un bicampeonato del mundo.

Alonso tuvo la  capacidad de demostrar que fue el mejor de todos, en una época dominada por Schumacher, Vettel y Hamilton. Probablemente le faltó estar en la escudería correcta, en el momento correcto. Sin embargo, no es ningún secreto que el mejor siempre fue Fernando y por eso la F1 no será la misma sin él.

@AlonsoRevilla