Cuestión de mentalidad

El América venció a un Cruz Azul que no buscó la victoria.
21 Diciembre, 2018
Edson Álvarez fue la figura del encuentro, firmando un doblete. (Twitter ClubAmerica)
Edson Álvarez fue la figura del encuentro, firmando un doblete. (Twitter ClubAmerica)
Tiempo extra

Luego de una nueva final del futbol mexicano entre el Club América y el Cruz Azul, la cuarta edición en la historia, el cuadro azulcrema volvió a salir airoso consumando su decimotercer título de liga en la era profesional.

La escuadra dirigida por Miguel Herrera superó con autoridad a los pupilos de Pedro Caixinha, alargando la espera del conjunto de la Noria por volver a conseguir el título liguero.

El encuentro de ida dejó tan pocas emociones, como futbol. Ambos estrategas plantearon el partido para no perderlo y cuando esto sucede, normalmente el resultado final es un empate. Tanto Herrera, como Caixinha apostaron todas sus cartas para el partido de vuelta, llevar la serie a un solo juego en el que se encontrarían con una situación de matar o morir.

En una final se requiere que el equipo, el entrenador, la directiva y hasta la afición estén en la misma sintonía. Cuando no es el caso, el resultado normalmente es un fracaso institucional.

Cruz Azul desde el planteamiento de su técnico, careció de un propuesta ganadora. Caixinha prescindió de Roberto Alvarado en el once titular, probablemente el mejor jugador de la ‘maquina’ durante el torneo. Optó por un Martin Cauteruccio que venía a la baja y jugó por primera vez en todo el torneo con dos referencias de ataque.

En el transcurso del partido, el cuadro celeste no buscó el partido en ningún momento, ni siquiera viéndose por debajo en el marcador durante casi toda la segunda parte. No tuvieron la mentalidad para reponerse ante el golpe que fue el primer gol de Edson Álvarez y tanto aficionados, como futbolistas, se vieron derrotados desde el minuto 50.

Los fantasmas de las finales previas, el escenario o la presión por terminar la sequía de títulos; cualquiera de estas razones va más allá de lo futbolístico. Cruz Azul como institución, no tuvo la mentalidad que se requiere para conquistar un título. Desde la banca no hubo un mensaje ganador, mucho menos se presentaron los futbolistas con una actitud de esa índole y todo esto se vio reflejado en las tribunas de un Estadio Azteca que a pesar de su mayoría celeste, retumbaba con el “¡Vamos América!”.

Por su parte, desde el banco americanista fue totalmente opuesto. Herrera ante las sensibles bajas de Matheus Uribe y Roger Martínez, apostó por Edson Álvarez y Henry Martin, quienes a pesar de su poca participación en la liguilla, fueron garantías durante el torneo regular. El ‘Piojo’ entendió la importancia de nulificar a Marcone y colocó a Álvarez junto a Guido para adueñarse del mediocampo, permitiéndole liberar a Ibarra y Lainez por las bandas.

Los futbolistas de América convencidos por la propuesta agresiva de su técnico, salieron a  buscar el título desde el primer minuto. Entendieron la importancia de la cita y asumiendo que estos partidos se juegan con intensidad y concentración, a partes iguales.

La mentalidad de los futbolistas azulcremas se ve reflejada en el primer gol, cuando Oribe Peralta identifica que Corona buscará salir jugando.  Ejerce una presión desde atrás para robarle el balón a Marcone y simultáneamente Álvarez llega de frente buscando hacerse del rebote. La intensidad de Oribe y la concentración de Edson permiten una recuperación en los linderos el área rival, que tiene como desenlace el primer gol de la final. Ese gol que tumba a Cruz Azul y que no le permite levantarse por el resto del encuentro.

Cruz Azul sumó una nueva decepción, un nuevo fracaso en la instancia más importante del torneo. Fue el mejor equipo durante las 17 jornadas de la campaña regular, sin embargo, no tuvo la mentalidad que se requiere en el partido grande. Podrán seguir fichando jugadores de mucha calidad y contar con directivos y técnicos de prestigio, no obstante, nada cambiará si no logran cambiar el chip tan poco ganador que tienen.

América por su parte, sigue demostrando que tiene un ADN diferente, les hierve la sangre en los momentos importantes. Puede dejar muchas dudas durante el torneo, pero una vez en la final y sobretodo en el Estadio Azteca, se engrandece ante el escenario.

La mentalidad en el futbol juega un papel fundamental y típicamente es lo que marca la diferencia entre la gloria y la derrota.

 

@alonsorevilla 

Alonso Revilla Alonso Revilla Apasionado de los deportes, estudiante de Negocios Internacionales en la Ibero, comentarista en EXA 95.5 Querétaro y colaborador en donbalon.com