Pensión universal para evitar la pobreza en la vejez

En América Latina muchos países implementaron programas de pensiones no contributivas focalizados en población adulta mayor en condición de pobreza.
13 Mayo, 2019
Pensión universal para evitar la pobreza en la vejez
Pensión universal para evitar la pobreza en la vejez

Uno de los grupos poblacionales que presenta mayor propensión a sufrir exclusión, rezago, marginación y pobreza es el de los adultos mayores. En México, en 2016, 7.8% de la población mexicana tenía 65 años o más (9.6 millones de personas), de las cuales 41.1% se encontraba en pobreza -34.6% en pobreza moderada y 6.6% ,en extrema- (CONEVAL, 2018).

Hace unos días, el gobierno de la república publicó el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. El documento hace hincapié en llevar a cabo acciones que dignifiquen a los adultos mayores, y uno de los ejes para este fin es el programa pensión universal no contributiva "Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores", el cual otorga un monto de 1,275.00 pesos mensuales que se entregarán en forma bimestral. La población beneficiaria es la población indígena adulta mayor de 65 años o más de edad, y toda la población adulta mayor de 68 años o más de edad.

Algunas iniciativas que anteceden a este programa es “Adultos Mayores 70 y más”, creado en 2007 cuyo objetivo era otorgar 500 pesos mensuales a los adultos mayores que habitaban localidades de hasta 2 mil 500 habitantes.

En 2009, se incluyeron a las localidades de hasta 30 mil habitantes y en 2013, se amplía la edad para obtener el beneficio a 65 años, el cual se incrementó $525.00 mensuales, llamándolo Programa Pensión para Adultos Mayores (DOF, 2019). Cabe mencionar que en 2013, ya se había establecido en la Constitución Mexicana el acceso a una pensión universal, pero es hasta ahora, en 2019, que la nueva administración federal trata de cumplir con este precedente.

Los datos respaldan la puesta en marcha de esta política. Por ejemplo, en 2016, en México había 9.6 millones de personas de 65 años y más, de las cuales 2.9 millones (31%) apenas tuvieron una pensión o jubilación.

Por este motivo, es importante la implementación de esquemas no contributivos, que se refieren a aquellos que no requieren cotización previa a la seguridad social y cuando se plantea ser universal generalmente se definen ciertos criterios de selección, como edad, lugar de residencia, etcétera.

Este tipo de programas son de suma importancia si se toma en cuenta que 2.5 millones de mexicanos mayores de 65 años (26%) no tiene ingresos por algún sistema de pensión (Gobierno Federal, 2019); y hasta antes de la presente administración, apenas 4.7 millones de adultos mayores (49%) recibían ingresos de esquemas no contributivos (“Programa 65 y más” o programas asistenciales estatales y municipales).

Aunado a lo anterior, las estimaciones de la tasa de reemplazo de las pensiones resaltan un problema en cuanto a los ingresos en la vejez. Este indicador corresponde al porcentaje del flujo de ingresos durante el retiro, respecto a los ingresos durante la vida laboral activa. Para evaluarla se estima la tasa de reemplazo objetivo que refleja cuanto se requiere para que un retirado tenga cierto nivel deseado de consumo. No existe consenso sobre cuál es el ideal, sin embargo se considera que es menor del 100% debido a que los niveles de consumo durante el retiro tienden a ajustarse a la baja (Villagómez, 2014).

En México, las tasas de reemplazo varían mucho según el régimen de pensión a la que pertenece la persona. Por ejemplo,  los trabajadores derechohabientes del IMSS tienen una tasa de reemplazo menor que los trabajadores del sector público que alcanzan  tasas cercanas al 100% o en algunos casos superiores (Scott, 2005). En promedio, al comparar al trabajador medio en México con otros países, se observa que las tasas de reemplazo es de las más bajas que existen, ya que varían entre 30.7%, para las mujeres, y 31.5%, para los hombres. Es decir, respecto a la OCDE, el país se encuentra 34 puntos debajo del promedio para ambos sexos.

Asimismo, la mayoría de los pensionados están clasificados como pertenecientes al derecho de cesantía (45%), seguido por la viudez (23%) y la vejez (12%) en el IMSS (INEGI, 2015).

El hecho de que la mayoría de los pensionados estén por cesantía1 y no por vejez significa que una gran cantidad de ellos no está recibiendo su monto de pensión completo. Según indican las leyes, la cesantía penaliza no haber alcanzado los 65 años reduciendo el pago correspondiente 5% por cada año anticipado, lo que contribuye a que la tasa de reemplazo sea baja.  

 

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De esta manera y con el fin de combatir la condición de pobreza en los adultos mayores sin cobertura de seguridad social o de pensiones proporcionadas por sus empleadores se crearon los esquemas de pensiones no contributivos, los cuales han sido utilizados en diversos países de mundo. Específicamente, en América Latina muchos países implementaron programas de pensiones no contributivas focalizados en población adulta mayor en condición de pobreza (Aguila, Mejía, Pérez-Arce, & Rivera , 2013).

Así, cuando el porcentaje de población adulta mayor que no recibe ninguna pensión contributiva es alto o el monto que reciben los jubilados los hace vulnerables a caer en la pobreza (como es el caso de México), se justifica la implementación de pensiones no contributivas universales como el programa “Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores”, cuyo su principal objetivo es cubrir la brecha que dejan los sistemas contributivos y evitar la pobreza en la vejez.

Sin embargo, como para cualquier programa social y con el fin de obtener mejores resultados, será necesario que este programa cuente con indicadores de desempeño, estrategias de evaluación, seguimiento y monitoreo.

 

@ssantanacartas


  1. Es una prestación social que permite a la persona que perdió su trabajo tener los recursos necesarios para subsistir hasta que encuentre otro empleo.

Referencias

Aguila, E., Mejía, N., Pérez-Arce, F., & Rivera , A. (2013). Programas de Pensiones No Contributivas y su Viabilidad Financiera. El Caso de México. (R. L. Population, Ed.) 

BID. (2015). Panorama de las pensiones. Retrieved from América Latina y el Caribe.

CONAPO. (2015, noviembre 6). Proyecciones de la población 2010-2050. Retrieved from Datos de proyecciones: http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/Proyecciones_Datos

CONEVAL. (2018). Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. 

DOF. (2019). 

Gobierno Federal. (2019). Quiénes y cuántos mexicanos tienen acceso a una pensión.

INEGI. (2015, mayo 7). Seguridad Social. Retrieved from Pensiones otorgadas en el IMSS según tipo de pensión y ramo de seguro, 2000 a 2014.

INEGI. (2013, julio-agosto). Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS) 2013. 

OECD. (2015). OECD Reviews of Pension Systems: Mexico.

Scott, J. (2005). Seguridad Social y desigualdad en México: de la polarización a la universalidad. Bienestar y política social , 1 (1), 59-82.

Villagómez, F. (2014). El Ahorro para el retiro. Una reflexión para México. El trimestre económico , LXXXI (3) (323), 549-576.

Alicia Santana Cartas Alicia Santana Cartas Especialista en desarrollo social, medición del bienestar y construcción de indicadores. Tiene interés particular por el análisis de políticas públicas. Es directora general de Simetría, AC (www.simetria.org), una organización de la sociedad civil, apartidista y sin fines de lucro.