La Comisión Europea quiere un Android más abierto: ¿avance o retroceso?

Aún es una incógnita si las medidas de la CE podrían ser efectivas para garantizar la existencia en el futuro de Android
19 Julio, 2018 Actualizado el 19 de Julio, a las 16:40
Google recibe multa de la Comisión Europea por 4.34 mil millones de euros por prácticas ilegales para fortalecer dominancia de su servicio de búsqueda.
Google recibe multa de la Comisión Europea por 4.34 mil millones de euros por prácticas ilegales para fortalecer dominancia de su servicio de búsqueda.
MEDIATELECOM

Un juicio histórico contra Microsoft dio mayores opciones al usuario, pero podría no dar los mismos resultados contra Google.

La Comisión Europea impuso una multa de 4.34 mil millones de euros contra Google, acusada de prácticas ilegales para fortalecer la dominancia de su servicio de búsqueda. Google, por su parte, negó las acusaciones y considera que su manejo del sistema Android ha creado incluso más y mejores opciones para los consumidores, fabricantes y desarrolladores.

La CE acusó a Google de abusar de su poder de mercado mediante diversas prácticas, tales como obligar a los fabricantes a preinstalar su aplicación de búsqueda y navegador a cambio de acceder a su tienda de aplicaciones; hacer pagos a fabricantes para obligarlos a instalar de manera exclusiva sus aplicaciones; y evitar la instalación de aplicaciones de Google en versiones alternativas de Android.

“La decisión de la Comisión concluye que estos tres tipos de abuso forman parte de una estrategia general de Google para cimentar su dominio en la búsqueda general de Internet, en un momento en que la importancia de Internet móvil crecía significativamente”, señala la Comisión en un comunicado.

Evidentemente, Google no comparte la visión de la CE y considera que el control sobre el sistema Android le ha permitido generar un sano ecosistema. “Android ha creado más opciones para todos, no menos”, dijo por su parte el portavoz de Google, Al Verney. “Un ecosistema vibrante, una innovación rápida y precios más bajos son los sellos clásicos de una competencia sólida. Apelaremos la decisión de la comisión”.

Aunque aún es difícil determinar si Google logrará apelar la decisión, o cuáles serán los efectos sobre el futuro de Internet en caso de mantenerse firme la sentencia, la historia tecnológica tiene un caso emblemático que, con ciertas diferencias, puede ayudar a conocer las consecuencias del caso.

 

Precedentes y similitudes

Hace exactamente 20 años, el 8 de mayo de 1998, el Departamento de Justicia (DoJ) de Estados Unidos presentaba una demanda en contra de Microsoft, a la que acusaba de prácticas anticompetitivas al buscar extender el poder monopólico que tenía a través de Windows hacia su propio navegador web Internet Explorer.

El DoJ encontró suficiente evidencia, además de un Bill Gates poco cooperativo, para determinar que Microsoft había abusado de su poder de mercado para evitar el crecimiento de la competencia en nuevos mercados como el de navegadores web, donde Netscape había sido la principal víctima.

Aunque polémico hoy y en su momento, se considera que el caso antimonopolio contra Microsoft fue un punto de inflexión que permitió el desarrollo de Internet, garantizar un ecosistema libre y la razón por la cual nuevos titanes como Google y Facebook lograron ocupar el lugar que en algún momento ocupó Microsoft.

En 2007, Microsoft enfrentó también una demanda de la CE luego de una acusación hecha por Sun Microsystems por sus prácticas de licenciamiento, que resultó en la obligación de Microsoft de abrir cierta información de sus productos para servidores, así como comercializar una versión de Windows sin su reproductor de medios Windows Media Player.

En general, existen importantes similitudes en el caso actual de Google contra lo que en su momento se determinó en contra de Microsoft, tales como las prácticas de ventas atadas o las prácticas para mantener el uso exclusivo sobre cierto software. Sin embargo, también existen importantes diferencias que podrían jugar a favor de Google.

En el caso contra Google, la CE señala en un comunicado que “las prácticas de Google han negado a los motores de búsqueda rivales la posibilidad de competir en función de los méritos. Las prácticas vinculantes garantizaron la preinstalación del motor de búsqueda y el navegador de Google en prácticamente todos los dispositivos Android de Google, y los pagos de exclusividad redujeron fuertemente el incentivo para preinstalar motores de búsqueda competitivos”.

En su momento, el DoJ encontró evidencia contundente a través de correos y memos del equipo interno de Microsoft sobre prácticas que la compañía implementaba con el propósito específico de limitar la competencia en el naciente mercado de los navegadores web.

Aunque aún no se liberan los documentos de la sentencia de la CE, no parece haber una evidencia similar. Adicionalmente, se puede considerar que tres principales competidores en el terreno de navegadores móviles como Firefox de Mozilla, Opera y Edge de Microsoft están disponibles a través de la Play Store para Android. Asimismo, se pueden instalar barras de búsqueda alternativas, incluida la independiente DuckDuckGo y Bing de Microsoft. Es decir, existen alternativas para los consumidores a los servicios propios de Google.

Sin embargo, la opinión de la CE es que la oferta de opciones no es eficiente, cuando al usuario se le ofrecen aplicaciones preinstaladas y pocos incentivos para la búsqueda de alternativas.

“Es probable que los usuarios que encuentran aplicaciones de búsqueda y navegador preinstaladas en sus dispositivos se apeguen a estas aplicaciones. Por ejemplo, la Comisión ha encontrado evidencia de que la aplicación Google Search se usa de forma consistente más en dispositivos Android, donde está preinstalada, que en dispositivos con Windows Mobile, donde los usuarios deben descargarla. Esto también muestra que los usuarios no descargan aplicaciones competidoras en números que puedan compensar la ventaja comercial significativa derivada de la preinstalación”, considera la CE.

 

Decisión frágil

Pero críticos de la decisión de la Comisión apuntan a la existencia de Bixby, un asistente desarrollado por Samsung, preinstalado en sus propios dispositivos como evidencia de que existirían opciones para los consumidores dentro del ecosistema Android.

Asimismo, Amazon ha desarrollado su propia versión de Android conocida como Fire OS, donde ofrece servicios propietarios con aplicaciones como Prime Video o Alexa, así como su propia tienda de aplicaciones.

La Comisión señala, sin embargo, que se ha encontrado evidencia de que las prácticas de Google han limitado la capacidad de fabricantes de dispositivos para considerar la instalación de otras alternativas a la versión de Android comercializada por Google, conocidas como “forks” (bifurcación), como es el caso de Fire OS.

Uno de los objetivos de Google en el desarrollo de Android incluye prevenir la aparición de múltiples versiones o bifurcaciones del sistema operativo que fragmenten tanto el ecosistema hasta el riesgo de limitar la interoperabilidad, incrementar el costo de desarrollo de aplicaciones o dañar la experiencia que puedan encontrar los usuarios a través de dispositivos Android.

Una de las prácticas de Google para evitar una fragmentación excesiva es penalizar dispositivos “incompatibles”, cuyo software o hardware se alejan demasiado de una serie predeterminada de especificaciones. Cuando este es el caso, Google puede negarse a licenciar sus aplicaciones propietarias (sobre todo Play Store).

De hecho, a partir del pasado marzo de 2018, Google impuso límites al uso de sus aplicaciones en dispositivos Android no certificados, incluidas versiones chinas del sistema o Fire OS. En caso de que la fecha de compilación de la imagen del sistema Android se encuentre después del 16 de marzo de 2018, las aplicaciones de Google no funcionarán.

Google justifica dichas prácticas como parte de sus esfuerzos por ofrecer una mayor seguridad y una experiencia uniforme dentro del ecosistema. Por ejemplo, la compañía ha emprendido un programa de certificación con algunos fabricantes, conocido como Android Enterprise, para informar a los usuarios sobre cuáles dispositivos recibirán los más recientes parches de seguridad por al menos sus primeros tres años desde su lanzamiento, con marcas como Samsung, Motorola, Huawei o Nokia, entre otras.

 

En busca de la competencia perdida

Al prohibir a Google de atar sus aplicaciones al programa de certificación, la CE buscaría la aparición de nuevas alternativas de Android a la única distribuida gratuitamente por Google. Irónicamente, esta decisión podría derivar en mayores costos de cambio para los usuarios, ya que cada fabricante podría optar por su propia versión de Android, incompatible con el resto de competidores.

Aunque Google ha señalado también que la condición de preinstalar sus aplicaciones de búsqueda y navegador web son necesarias para permitirle la monetización del sistema y, por lo tanto, el continuo desarrollo de sus características. Sin embargo, la CE desestimó dicho argumento al considerar que la compañía obtiene suficientes ingresos a partir de las ventas en la Play Store, además de múltiples datos para la venta de publicidad.

En 2016, cuando Oracle acusó a Google de haber utilizado Java sin permiso para el desarrollo de Android, fue revelado que Google habría generado 31 mil millones de dólares en ingresos por el sistema y 22 mil millones de dólares en beneficios. Aunque son cifras nada despreciables, en comparación Apple obtuvo ingresos por 51.6 mil millones de dólares por las ventas del iPhone tan solo en el cuarto trimestre de 2016.

Margrethe Vestager, comisaria de competencia de la CE, ha sido una de las más duras críticas del poder de mercado que poseen los actuales gigantes tecnológicos, y está convencida de que las medidas impuestas a Google favorecerán el crecimiento del ecosistema Android.

“Aquí tenemos una decisión que es muy clara, que permitirá a los fabricantes de dispositivos móviles tener una opción. Eso nos permitirá a nosotros como consumidores también tener una opción. De eso se trata la competencia”, señaló en conferencia de prensa, según reportan medios locales.

En perspectiva, el juicio del gobierno estadounidense contra Microsoft derivó efectivamente en nuevos beneficios para los usuarios y para el ecosistema, a través de la implementación de medidas que permitieron precisamente la aparición de opciones como el navegador Chrome de Google o el libre desarrollo de páginas como Facebook y Amazon.

Aunque las prácticas impulsadas por Google podrían estar justificadas para garantizar un desarrollo más eficiente del ecosistema, aún es una incógnita si las medidas de la CE podrían ser efectivas para garantizar la existencia en el futuro de Android y, sobre todo, de otros sistemas operativos.