Sin sanciones ni delimitación de responsabilidades, así el reglamento de construcción en CDMX

La actualización del reglamento de construcción de la Ciudad de México y sus normas aledañas es una oportunidad para cerrar espacios a la discrecionalidad, una inversión que podría salvar vidas en el futuro.
26 Octubre, 2017 Actualizado el 26 de Octubre, a las 20:45
El reglamento de construcción de la CDMX no contempla sanciones directas a las empresas, por ejemplo la inhabilitación temporal.
El reglamento de construcción de la CDMX no contempla sanciones directas a las empresas, por ejemplo la inhabilitación temporal.
Arena Pública

Siete reformas al reglamento de construcción de la Ciudad de México se hicieron de la vista gorda respecto a crear sanciones directas para empresas.

Las catástrofes provocadas por los sismos han contribuido a que la capital del país cuente con un conjunto de normas de construcción de vanguardia.

Pues son el resultado de casi un siglo de conocimiento y experiencia en las dinámicas del suelo.

Sus constantes modificaciones responden a una misma demanda desde 1921 hasta la más reciente actualización en 2004: evitar la repetición de una tragedia.

Sin embargo, ningún cambio hasta hoy ha simplificado la burocracia, por el contrario la han complicado, tampoco ha reforzado la aplicación de sanciones a empresas, asegura Rodrigo Meneses, profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) especializado en temas de regulación de espacios públicos.

Luego del sismo que sacudió a la capital y cinco estados más el 19 de septiembre, el Comité Asesor de Seguridad Estructural de la Ciudad de México comenzó a trabajar en la actualización de ocho normas complementarias al reglamento de construcción enfocado en tres aspectos: diseño estructural, materiales de construcción y cimentaciones.

Además, elaborará una norma adicional sobre reconstrucción que establecerá como debe repararse o rehabilitarse un edificio dañado en su estructura.

Pero la burocracia y la falta de sanciones a empresas podrían quedar intactas, pues no serán el foco de atención al momento de actualizar las normas según lo que hasta ahora han hecho público las autoridades capitalinas.

Por lo menos hay tres puntos que deberían contemplarse en la revisión de las normas de acuerdo con el experto del CIDE.

Primero, explorar mecanismos sancionatorios que vayan más allá de la responsabilidad individual ante el incumplimiento.

Actualmente el reglamento de construcción contempla sanciones únicamente para personas específicas o el inmueble como tal, con castigos que van desde la amonestación por escrito, multas, clausura, demolición hasta la cancelación del registro del director responsable de obra.

 

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Pero no contempla sanciones directas para las empresas, por ejemplo, la inhabilitación temporal de constructoras que sistemáticamente violen las normas de construcción.

La falta de sanciones directas podría ser un desincentivo para que las empresas cumplan a cabalidad con las normas.

El reglamento de construcción por lo menos debería desarrollar un catálogo público, accesible y específico que permita a la población saber en quién está confiando su patrimonio y bienestar, dice Meneses.

Segundo, la temporalidad en las normas de construcción de la Ciudad de México es confusa, la actualización es una buena oportunidad para precisar.

El reglamento de construcción debería desarrollar un catálogo público, accesible y específico, que permita a la población saber en quién está confiando su patrimonio, dice el investigador del CIDE.

 

No es claro cuando caducan ciertas facultades sancionatoriaso en qué momento pueden ser ejercidas por el Estado. Tampoco quién debe supervisar las construcciones que fueron desarrolladas antes de que entrara en vigor alguna modificación.

Tercero, la actualización de las normas debería contemplar nuevos esquemas de coordinación entre las diferentes autoridades.

El actual reglamento de construcción fragmenta las responsabilidades, competencias y facultades entre diferentes autoridades y niveles jurisdiccionales, de tal forma que facilita que se echen la bolita unos a otros y nadie termine asumiendo la responsabilidad.

 

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“El lamentable caso de la escuela Rébsamen, con todos sus cambios de uso de suelo, falsos permisos, inspecciones laxas y construcciones irregulares, supone la expresión más trágica e inmediata de las magnitudes que puede alcanzar este conjunto de facultades dispersas” explica el investigador del CIDE.

La revisión del reglamento de construcción de la Ciudad de México y sus normas aledañas no solo es una oportunidad para incorporar el conocimiento extraído de la reciente catástrofe, sino para cerrarle espacios a la discrecionalidad, una inversión que podría salvar vidas en el futuro.

 

MÁS INFORMACIÓN: Sismos y reglamentos. Ciudad de México, septiembre 2017. II/II, Rodrigo Meneses, 2 de octubre de 2017.

MÁS INFORMACIÓN: Sismos y reglamentos. Ciudad de México, septiembre 2017. I/II, Rodrigo Meneses, 26 de septiembre de 2017.

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