Los escritores y las personas creativas en general (pintores, músicos, fotógrafos, escultores e incluso algunos científicos) tienen fama de ser extravagantes. Generalmente sus vidas están llenas de escándalos, vicios y locuras que evidencian lo 'especial' que pueden llegar a ser sus personalidades, como antesala o contexto a la genialidad. Pero también necesitan, en muchos casos, de ciertas condiciones para propiciar su arte.
En este caso puntual nos vamos a enfocar en 10 escritores que seguramente has leído y sus manías:
1.- Ernest Hemingway, sólo podía escribir si tenía una pata de conejo roída en su bolsillo. Seguramente se apoyaba en ella para la suerte, como una especie de muleto.
2.- José Saramago, únicamente escribía dos páginas por día. No ponía una coma más.
3.- Mario Benedetti, siempre llegaba muy temprano a sus citas. ¿La razón? Le gustaba mucho aprovechar ese tiempo para trabajar en sus textos.
4.- Jorge Edwards, siempre procuraba tener papel a mano para desarrollar sus ideas. Si no tenía una libreta, aprovechaba desde las servilletas de un bar, hasta los recibos de una compra. Todo le servía.
5.- Henry Miller, tenía una necesidad imperiosa de estar siempre cómodo para trabajar. Para él, la única forma de producir textos valorables y decentes era a través de la comodidad.
6- Antonio Tabucci, únicamente escribía en cuadernos escolares.
7.- Jorge Luis Borges, todas las mañanas al despertar, se metía a la tina y se ponía a meditar sobre el sueño que había tenido. En ese espacio de intimidad, se sentía capacitado para discernir si el sueño daba o no para un cuento o poema de valor literario.
8.- Charles Dickens tenía una obsesión enfermiza por la muerte y lo macabro para encontrar la inspiración. Por ello, gustaba de pasar horas en las morgues, observando el entrar y salir de los cadáveres. Además, le encantaba analizar casos de crímenes famosos. En un momento llegó a escribir: “Me empujan a la morgue fuerzas invisibles”.
9.- Inmanuel Kant, desde la filosofía, fue un escritor inmensamente prolífico. Pero para desarrollar la ilación de pensamiento perfecta, debía seguir un calendario muy estricto y una rutina sagrada. La estableció en 1783 y la mantuvo hasta el fin de sus días (1804).
10.- Pablo Neruda, tenía muchas extravagancias. Además de ser un sibarita y mujeriego, le encantaba la buena vida en general. Sin embargo, a la hora de escribir, tenía una particularidad: Sólo podía hacerlo con tinta verde.